Fría noche distante [Priv. Rosiel DunLaohaire]

Llevaba ya un par de horas sin saber realmente qué hacer. La ciudad no me ofrecía nada de nuevo ni nada interesante de verdad, apenas había novedades. Quizá un nuevo pub o a lo mejor un edificio nuevo en construcción, pero nada que mereciera la pena ser observado. Así que me limité a buscar algo que pudiera llamarme la atención.

En esos momentos vestía un sencillo traje de dos piezas, negro completamente y adornado con una corbata blanca a conjunto con unos zapatos altos de tacón del mismo color.

-Despampanante... -pensé para mis adentros.

Me gustaba ir siempre perfectamente vestida y conjuntada y, aunque sólo fuera a dar un paseo, no iba a ser menos.

Recorrí las calles sin prestar real atención a la gente de mi alrededor, quizá sería porque ya había anochecido pero estaba realmente vacía la ciudad.

-Así que hoy me aburriré...

Pero me equivocaba. Algo apareció ante mi, algo que parecía interesante. Un desconocido. Quizá podría divertirme un poco siguiéndole o quizá entablando una conversación banal en la que poder jugar un ratito con su mente. A saber.
Sin dudar me acerqué directamente hacia él, de frente, haciendo sonar el choque de mis tacones contra el suelo a cada paso que daba y parándome justo delante suyo.

-Perdona... ¿tienes un cigarrillo? -dije al observar el cigarro que sostenía con sus dedos.

No había mejor escusa. Parecía un sujeto interesante y no me iba a permitir el lujo de dejarle marchar sin jugar un rato con él.

Seguía mi recorrido casual, guardé mis manos en el bolsillo de la gabardina y sacaba mi mano derecha espontáneamente para retirar el cigarro y exhalar el humo. De repente comenzó a hacer algo de frío, algo de vapor salía de mi boca al exhalar. Vaya... parece que esta será una noche fría... si hubiera un poco de diversión, sería sin duda la noche perfecta del año... pensaba mientras escuché el ruido de unos tacones que llamaron mi atención inmediatamente, volteé de inmediato a tal ruido y miré a una chica, su complexión era delgada, tenía una clara figura femenina a pesar de la falta de pecho que era bastante notoria, su ropa era algo extravagante para una persona normal. Qué sorpresa... pensé rápidamente Quizá esta noche no será tan aburrida después de todo...

Mi pensamiento fue interrumpido por la voz de tal señorita, un cigarro, mi cajetilla era nueva pero no era propiciador de la enfermedad. — No me costaría nada darte un cigarrillo, pero estaría aportando a la causa de tu muerte... — sonreí y succioné de nuevo el filtro de mi cigarro... — Aunque, bueno... no es que me importe mucho una desconocida... — extendí mi mano abriendo la cajetilla con uno de los dedos y empujé un cigarrillo para que fuera tomado por ella. Mientras con mi mano libre buscaba el fuego en mi bolsillo para encender dicho cigarrillo.

Escuché sus palabras prestando atención. Parecía algo risueño tras pronunciar la palabra muerte. ¿Quizá sería un juego de palabras? No importaba.

-Bueno, sólo sería una muerta más, no es muy importante. -dije con tono serio a pesar de mi sonrisa juguetona en los labios.

Definitivamente me lo iba a pasar bien, parecía un sujeto de lo más entrañable y a pesar de su aspecto serio formal probablemente acabe siendo una noche divertida.

Sujeté el cigarro que me ofrecía con los dedos y lo llevé directamente a mis labios, esperando aquel mechero que buscaba el muchacho.
Mientras tanto aproveché para fijarme un poco más en él, al fin y al cabo sería con quien pasaría el resto de la noche y no estaría de más inspeccionar un poco su aspecto.
Parecía un chico normal, un poco mayor que yo y más o menos teníamos la misma estatura. Por sus ojos ligeramente rasgados pude adivinar que sería de procedencia asiática aunque ese cabello rubio me hacía rechazar esa opción, así que me decanté por el mestizaje.

Bien, parecía interesante de verdad.

Crucé mis piernas aún de pie y los brazos igual, esperando que aquel muchacho me dejara el encendedor y poder disfrutar del maldito placer del tabaco.
Mientras le miraba fijamente a los ojos sin inmutarme tan siquiera.

-Comienza a refrescar... -no, vale, esta vez no has dado en el clavo, nunca es una buena opción hablar del tiempo cuando acabas de conocer a alguien. Pregúntale su maldito nombre o algo.

Definitivamente no sería posible esta noche encender el cigarro con un mechero normal, así que acerqué mi rostro a su mano, para que el cigarro tomara contacto con el suyo y así poder encenderlo succionando el filtro.

-Gracias - respondí automáticamente y después de devolverle el cigarro continué- La verdad es que es un engorro tener que hacer el recuento, pero ya que me muero pues molesto un rato, así me siento importante. Cambiar, sólo cambiaría el número de habitantes, poca cosa más. -pensé durante unos segundos antes de continuar- Ah, bueno, mi madre sería más feliz, pero eso es otra historia.

Escuché de con dificultad aquella última frase que dijo pero creí haberla oído bien.

¿Así que dos personas?

Quizá me había metido en la boca del lobo. No estaba realmente segura de que aquél fuera un hombre normal y corriente. Bueno, en esta ciudad poca gente lo era, pero aquellas palabras me hicieron ponerme alerta. Quizá tendría que acabar saliendo por patas.

-No es culpa mía no ir bien abrigada, al salir de casa no hacía tanto frío.

Siempre a la defensiva, no me gustaba que me echaran cosas en cara, ni aunque fuera la tontería más absurda del planeta.
Sujeté el cigarro entre mis dedos, acercándolo y alejándolo de mis labios para dar cortas pero profundas caladas. Continué quieta en mi lugar, sin mucha predisposición a caminar, me gustaba estar ahí cara a cara, me apetecía charlar.

-Mi nombre es Rosiel -dije sin aviso previo- ¿Y el vuestro?

La expresión de su rostro cambio ligeramente, al parecer mi frase la había desconcertado un poco, a pesar de todo yo mantenía mi rostro serio y mi expresión fría. A mi parecer, ella trataba de sacar buenos argumentos para responder mis frases, quizá me había encontrado con una chica a la que le gustaba competir.

Bien... creo que esta noche me dejaré de tonterías y trataré de disfrutar del clima y la soledad... así que no pensaré más en las cosas que suceden. terminé mi cigarrillo y lo lancé al suelo para después apagarlo con mi zapato, di un leve bostezo y volteé a verla a los ojos. — Las personas deben estar siempre preparadas ante cualquier circunstancia... es por eso que hay tanta deserción últimamente, la gente descuidada muere por eso mismo, porque hace cosas sin pensar, la gente tonta muere porque no toma nada en serio... y la mayoría de las personas inteligentes, porque no pueden con todos los problemas que los inundan... o bueno, eso es lo que se me viene a la mente de repente. — le dije a la chica mientras me quitaba la gabardina y se la ofrecía, quedando yo sólo con mi camisa gris manga larga y el chaleco negro que hacía juego con el pantalón y los zapatos.

Tras escuchar su nombre coloqué la mano sobre mi cabeza y la sacudí un poco volteando hacia abajo con mis ojos cerrados, mientras exhalaba el aire de una forma un tanto ruidosa. — Vaya, precisamente hablando de gente descuidada, y vienes de la nada y le dices tu nombre a una persona desconocida... supongo que es parte de la juventud de ahora. — suspiré y extendí mi mano. — Si vas a hacer las cosas, hazlas debidamente. Mi nombre es Isami. — le dije a la chica mientras mantenía mi mano al aire. — Caminar quita el frío... ¿te parece divagar un poco sin rumbo fijo?~ —

Al contrario de lo que parecía, no me sentía una chica desvalida que necesitaba un abrigo, sino por lo contrario me sentía cómo una mujer a la que le han ofrecido un abrigo. Sonará idiota, pero me sentía orgullosa. No me hacía falta ni pedirlo, me lo ofrecían...

-Las personas estúpidas no previenen lo que se les puede venir encima en cambio las personas demasiado inteligentes llegan a prever tantos movimientos del contrario que acaban colapsando sin saber realmente qué podría ser lo que ocurriera. Tal partida de ajedrez. -di una larga calada mirándole a los ojos- Lo perfecto es ser inteligente pero saber ignorar lo que realmente no importa, así podrás centrarte en lo primordial y hacer movimientos perfectos...

Sujeté la gabardina con mis manos mientras el cigarro yacía entre mis labios haciendo que ese maldito humo amargo me entrara en los ojos y me hiciera lagrimear. A través de esa visión borrosa pude ver que ahora vestía únicamente una camisa y un chaleco.

Ahora sería él el que tendría frío... No, no sentía compasión, todavía me hacía sentir más orgullosa. Me había ofrecido un abrigo a pesar de la posibilidad de que él pasara frío.

No pude evitar sonreír al ver cómo cerraba los ojos y movía la cabeza con resignación. -No es que sea descuidada, simplemente no encuentro motivos para que decirte mi nombre me provocara algún daño. Al menos es lo que me ha enseñado la vida... -estreché su mano- Un placer. -Separé mi mano de la suya y di una vuelta de 180º sobre mi misma, vislumbrando el resto de la calle ante mi- Caminemos, me apetece descubrir lugares nuevos en esta ciudad, poco habrá, pero algo tiene que haber. -comencé a caminar esperando que me siguiera.

Me quedé callado escuchando lo que ella decía, ciertamente tenía toda la razón, las personas que no saben qué hacer, entonces fallan por la falta de experiencia, mientras que las que saben demasiado lo que puede suceder, fallan por no encontrar una solución que los satisfaga, parecía, después de todo que era una chica interesante a pesar de su leve extravagancia.

Ella continuaba hablando, decía lo que pensaba, me miraba a los ojos y después con sus ojos llorosos parecía burlarse de mi atuendo, puesto que era muy seguro que esa noche tendría frío.

Continúe callado, me limitaba a escuchar y observar, tanto a ella como a las otras cosas alrededor de donde estábamos, total, no podía estar descuidado en un lugar así, no podía darme el lujo de ponerme en peligro.
La vida enseña muchas cosas, eso es cierto... sin embargo, yo diría que nunca se ha encontrado con una persona especializada en la Inquesta... no pude evitar reír un poco ante tal comentario, solté su mano y respondí al cumplido... —El placer es mío.— concluí y de inmediato la chica se dio una media vuelta y me dijo que camináramos, a decir verdad yo también tenía algo de interés en la ciudad. Sin embargo, permanecí callado y miré cómo la chica caminaba, ella se acercaba a la entrada de un callejón que estaba próximo a la banqueta que transitábamos, antes, por un momento me pareció haber visto a tres sujetos que estaban espiando desde las sombras... quizá fue mi imaginación... pensé, aunque mis sentidos eran tan agudos que lo dudaba.

Esperé un momento mientras ella seguía caminando, necesitaba estar por completo enterado de quién o qué hacía esa chica, en cualquier caso, si cualquier situación se presentaba yo iba a saltar a defenderla.
Efectivamente, al aproximarse al callejón, tres sujetos salieron del lugar y comenzaron a balbucear cosas que no alcancé a escuchar muy bien... me acerqué un poco para tratar de escuchar y tener una reacción más rápida en caso de que algo se presentara, sin embargo, no alcanzaba a apreciar la expresión de la chica, puesto que ella estaba de espaldas.

Intenté continuar con mi camino pero notaba cómo si algo fuera mal, cómo si no terminara de funcionar todo cómo debería. Así que frené unos insantes. Paré con los pies juntos y di una suave calada al cigarrillo.
Otra vez mis instintos no me fallaban. Unas personas salieron del callejón que tenía a mi derecha, exactamente tres. Y seamos sinceros, no tenían muy buena apariencia, más bien parecían sujetos sacados de las penumbras de la sociedad.

Di otra calada al cigarro y me debatí en mi fuero interno sobre si seguir por ese camino y continuar deambulando por la ciudad o por el contrario dar media vuelta y deshacer el camino para seguir otro sendero. De lo que si estaba realmente segura era que aquellos tres no llevaban muy buenas intenciones encima y lo mejor sería evitarlos. Así que sin dudarlo un segundo dí media vuelta sobre mi misma y caminé hacia Isami, que parecía algo confuso, igual que yo.

-Prefiero seguir por otro camino... -le comenté en voz baja cuando estaba a menos de dos pasos de él.

Pero apenas me dió tiempo de decir nada más. Noté algo rápido a mi espalda, no sabía si iba a ser un golpe o quizá una inocente lata de bebida o algo peor, pero intenté esquivarlo.

Mis sospechas no iban desencaminadas, cuando quise darme da vuelta me encontré con aquellos sujetos tendidos en mitad del frío y húmedo asfalto como despojos de la humanidad. Fijándome detenidamente incluso podía ver algunos rasguños en su piel y gotas de sangre brotar.

- Malditos bastardos... -Me limité a decir dándoles la espalda de nuevo.

¿Siempre tenía que estar encontrándome con indeseables? ¿No podía tener una noche en paz de una vez? Sólo quería disfrutar de mi inesperada compañía con tranquilidad.

Me despedí de aquellos tres hombres lanzando lo poco que quedaba de mi cigarro, apenas la boquilla, que frenó justo al costado de la cabeza del más robusto de los tres.
Mientras exhalaba aquella última calada me volví para estar cara a cara de nuevo con Isami.

- Sigamos- respondí, con la misma naturalidad que él, cómo si no me hubiera alterado en absoluto aquel encuentor inesperado.

Lo que me chocó ligeramente quizá fuera el hecho que me ofreciera su mano. No era ninguna damisela en apuros y realmente no necesitaba su ayuda puesto que llevaba conmigo mis pequeñas katanas, pero probablemente habría recibido algún golpe que otro, hoy tenia los reflejos algo atrofiados.
Intenté rememorar en pocos segundos lo que instantes antes había sucedido. Sabía que no era un hombre normal y corriente pero no esperaba que hiciera uso de ese tipo de habilidades. Ese manejo tan veloz del cuchillo y esa manera de esquivar tan natural denotaba experiencia.
Había cosas más allá de su apariencia que se me escapaban, sabia que era un chico al que mejor no acercarse pero, seamos sinceros, un hombre así de caballeroso se agradecía de vez en cuando... No solía haber mucha gente hoy en día de éste tipo.

Posé mi mano izquierda con suavidad sobre la suya y pasé mis dedos entrelazándolos con los suyos. Desde esa posición podía arañar con suavidad el dorso de su mano, algo que hice casi inconscientemente.

-Recuerdo que unas pocas calles más allá había una enorme fuente... -Deje caer con sutileza mientras comenzaba a caminar, tirando ligeramente de él.

La verdad es que nunca me habia gustado mucho la pelea o las discusiones, de ahi que mi mayor arma sea una pura defensa. Asi que siempre que me veo envuelta en algo asi acabo agotada mentalmente, por lo tanto lo que mas me apetecía en esos momentos era sentarme en el borde de aquella fuente que recordaba, descalzarme y caminar sobre la piedra notando el frío contacto bajo mis pies a la vez que fumaba un cigarrillo.

-Oh... -Musité sin querer.

Ahora volvia a recordar que no llevaba cigarrillos encima y probablemente le tendria que pedir otra vez. No me gustaba mendigar y menos todavía algo tan superfluo como el tabaco. Asi que preferí guardarme la peticion.

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