Explorando un poco... [Libre~]
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Explorando un poco... [Libre~]
¿Y ahora? -Se preguntó a si misma mientras aceptaba que el caminar sin rumbo la había hecho perderse entre aquellos largos pasillos, la mayoría parecían iguales y al no recordad por donde había girado simplemente rasco un poco su menton y abrazo el libro que traia en brazos, detenidamente observaba cada una de las puertas y paredes buscando alguna señal que fuese reconocible para poder saber por donde girar para poder salir pues seguia buscando el salon que se le había asignado para poder relacionarse ya que le hera algo difícil poder estar comoda con espacios nuevos.
-En silencio seguia buscando mientras que en su mente no dejaba de torturarle la ide de el por que no pregunto al menos alguna referencia para no terminar perdiendose. Claro, una profesora perdiendose seria un gran ejemplo a seguir. algo nerviosa y ya un tanto ansiosa por llevar varios minutos se quedo parada. No parecia haber nadie cerca y lo peor es que salir a caminar a los pasillos por la noche no era una gran idea, si obscurecía por completo estaria en graves problemas, pues temerle a la obscuridad es una gran desventaja.
Atinó a comenzar a abrir algunas puertas para saber si se encontraba a alguien, no veia mas que salones vacíos, los cuales, poco a poco se tornaban un poco... tenebrosos al ocultarse la luz del sol, nerviosa suspiro y siguió su camino- ¿Alguien? -Pregunto en voz alta esperando ser escuchara, el eco del lugar hizo que su piel se erizara y frunciera un poco el ceño en señal de temor- ¿Por que yo?... Solo a mi se me ocurre comenzar a caminar a estas horas en un lugar que jamas he visto y para colmo perderme... -pensaba mientras lograba ver un enorme pasillo el cual estaba completamente obscuro, ese pasillo se le hacia conocido pero el simple hecho de verlo completamente obscuro hacia que su piel se erizara. Tragando un poco de saliva, con pasos cortos y temerosos comenzó a caminar a través de el, con la esperanza de que no fuera a ser asustada-
Hola!... ¿Alguien me escucha?... -Seguia insistiendo sin dejar de caminar por ese pasillo, el eco retumbaba mas haciendo que comenzara a ponerse mas nerviosa, su voz comenzaba a entrecortarse por el miedo y tragando un poco de saliva se detuvo en el cetro del pasillo, mirando hacia atras suspiro, y mirando hacia el frente suspiro con mas intensidad, como si se preparara mentalmente para seguir, a paso corto pero firme siguió con su camino, el pensamiento de que al otro lado estaba la salida le hacia seguir, pero rondando la duda de si iba por mal camino hacia que se pusiera mas nerviosa. En silencio siguió sin detenerse con la esperanza de encontrar a alguien y no ser asustada-
-En silencio seguia buscando mientras que en su mente no dejaba de torturarle la ide de el por que no pregunto al menos alguna referencia para no terminar perdiendose. Claro, una profesora perdiendose seria un gran ejemplo a seguir. algo nerviosa y ya un tanto ansiosa por llevar varios minutos se quedo parada. No parecia haber nadie cerca y lo peor es que salir a caminar a los pasillos por la noche no era una gran idea, si obscurecía por completo estaria en graves problemas, pues temerle a la obscuridad es una gran desventaja.
Atinó a comenzar a abrir algunas puertas para saber si se encontraba a alguien, no veia mas que salones vacíos, los cuales, poco a poco se tornaban un poco... tenebrosos al ocultarse la luz del sol, nerviosa suspiro y siguió su camino- ¿Alguien? -Pregunto en voz alta esperando ser escuchara, el eco del lugar hizo que su piel se erizara y frunciera un poco el ceño en señal de temor- ¿Por que yo?... Solo a mi se me ocurre comenzar a caminar a estas horas en un lugar que jamas he visto y para colmo perderme... -pensaba mientras lograba ver un enorme pasillo el cual estaba completamente obscuro, ese pasillo se le hacia conocido pero el simple hecho de verlo completamente obscuro hacia que su piel se erizara. Tragando un poco de saliva, con pasos cortos y temerosos comenzó a caminar a través de el, con la esperanza de que no fuera a ser asustada-
Hola!... ¿Alguien me escucha?... -Seguia insistiendo sin dejar de caminar por ese pasillo, el eco retumbaba mas haciendo que comenzara a ponerse mas nerviosa, su voz comenzaba a entrecortarse por el miedo y tragando un poco de saliva se detuvo en el cetro del pasillo, mirando hacia atras suspiro, y mirando hacia el frente suspiro con mas intensidad, como si se preparara mentalmente para seguir, a paso corto pero firme siguió con su camino, el pensamiento de que al otro lado estaba la salida le hacia seguir, pero rondando la duda de si iba por mal camino hacia que se pusiera mas nerviosa. En silencio siguió sin detenerse con la esperanza de encontrar a alguien y no ser asustada-
Irisviel Von Einzbern- Clasificación : Master
Rango : A
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Fecha de inscripción : 05/10/2012
Edad : 32
Re: Explorando un poco... [Libre~]
Los desolados pasillos de la academia parecían hasta espectrales bajo la tenue luz de la puesta de sol, la cual daba paso a una noche que parecería eterna para un muchacho que aún deambulaba el establecimiento. Se trataba de un joven que no llegaba a la veintena de edad, pero que con su porte parecía mucho mayor de lo que aparentaba. Caminaba con serenidad, pasos lentos pero seguros y con ambas manos escondidas en las holgadas mangas de su kimono, llevándolas la una contra la otra y delante de su cuerpo. En su rostro, una amable y algo cautivadora sonrisa acompañaba unos ojos de color violáceo bastante fuertes, los cuales denotaban una personalidad firme pero apacible. ¿Por qué seguía rondando los pasillos cuando ya había acabado sus clases del día? Por ninguna razón en particular, simplemente le gustaba pasearse por lugares serenos y donde el ruido era prácticamente inexistente; y, los desiertos pasillos de aquel edificio eran el sitio más adecuado para ello, aunque fuesen algo espeluznantes a la hora en la cual los rondaba. No prestaba mucha atención a su alrededor, simplemente caminaba con su mirada fija en la oscuridad que se dibujaba en la parte más distante del pasillo, el cual, ante sus ojos, parecía hacerse eterno, y en cierto modo, era algo agradable. Sus vestimentas, típicas del Japón feudal, ondeaban suavemente con cada paso que daba, y la extensa espada que cargaba en su cintura repiqueteaba contra el suelo de vez en cuando, como si se tratase del bastón de un anciano dándole golpecitos erráticos a las lozas por las cuales pasaba.
La serenidad que disfrutaba en aquellos momentos pronto fue perturbada por una voz femenina a unos cuantos metros delante de su persona; una voz que parecía denotar nerviosismo y algo de temor, por lo que sería buena idea cerciorarse de la situación, dado a que tal vez, aquella desconocida, necesitase ayuda. Aceleró un poco sus pasos, provocando que las suelas de sus sandalias, las cuales eran de madera, comenzaran a resonar por el pasillo, generando un eco algo escalofriante que era acompañado por el repiqueteo de la funda, la de la espada, contra el suelo. Aquello de seguro pondría más nerviosa a la joven, por lo que decidió elevar su voz para dejarle en claro que era una persona, y que no buscaba otra cosa que ayudarle. - Por aquí, ojou-san; soy un estudiante de la academia, ¿En qué puedo ayudarla? Expresó con una voz suave y amable, al tiempo que se daba paso a través de la oscuridad y llegaba a un par de metros de la muchacha, pudiendo así discernir que se trataba de una chica de cabellos largos y blancos como la nieve, orbes algo rojizos, o al menos así le parecieron en la oscuridad, y una piel casi tan blanca como sus cabellos. Parecía una joven salida directamente de una pintura, realmente hermosa, pero lo que al muchacho le interesaba era el porqué estaba vagando por los pasillos a esa hora. De seguro tendría algo que hacer, o tal vez simplemente estaba perdida; lo único que no creía era que estuviese tomando un paseo, como él. Continuó sonriendo con amabilidad, como si aquella sonrisa jamás abandonase su rostro, y aguardó pacientemente a que la joven, la cual parecía ser mayor que él, comenzase a hablar.
La serenidad que disfrutaba en aquellos momentos pronto fue perturbada por una voz femenina a unos cuantos metros delante de su persona; una voz que parecía denotar nerviosismo y algo de temor, por lo que sería buena idea cerciorarse de la situación, dado a que tal vez, aquella desconocida, necesitase ayuda. Aceleró un poco sus pasos, provocando que las suelas de sus sandalias, las cuales eran de madera, comenzaran a resonar por el pasillo, generando un eco algo escalofriante que era acompañado por el repiqueteo de la funda, la de la espada, contra el suelo. Aquello de seguro pondría más nerviosa a la joven, por lo que decidió elevar su voz para dejarle en claro que era una persona, y que no buscaba otra cosa que ayudarle. - Por aquí, ojou-san; soy un estudiante de la academia, ¿En qué puedo ayudarla? Expresó con una voz suave y amable, al tiempo que se daba paso a través de la oscuridad y llegaba a un par de metros de la muchacha, pudiendo así discernir que se trataba de una chica de cabellos largos y blancos como la nieve, orbes algo rojizos, o al menos así le parecieron en la oscuridad, y una piel casi tan blanca como sus cabellos. Parecía una joven salida directamente de una pintura, realmente hermosa, pero lo que al muchacho le interesaba era el porqué estaba vagando por los pasillos a esa hora. De seguro tendría algo que hacer, o tal vez simplemente estaba perdida; lo único que no creía era que estuviese tomando un paseo, como él. Continuó sonriendo con amabilidad, como si aquella sonrisa jamás abandonase su rostro, y aguardó pacientemente a que la joven, la cual parecía ser mayor que él, comenzase a hablar.
Sasaki Kojirõ- Clasificación : Butei - Estudiante
Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 29/09/2012
Edad : 32
Re: Explorando un poco... [Libre~]
Después de seguir caminando por ese lugar, llegaba un momento en el que el nerviosismo llegaba a su tope al notar que nadie mas contestaba, la obscuridad, al menos para ella, se volvía mas densa haciendo que la visibilidad se perdiera lentamente. Siguiendo con esos pasos pequeños in detenerse, comienza a escuchar alguna especie de ruidos, calla y se queda en silencio, ella solo escuchaba esos sonidos y su respiración, tragando un poco de saliva por lo nerviosa que estaba sintiendo como cada parte de su piel se erizaba y una extraña sensación le invadía. Temblaba levemente pero tras unos segundos decidió seguir caminando- No temas a los muertos… Teme a los vivos… –Se decía a si misma en un leve murmuro pues era una de tantas cosas que le habían enseñado, aun siendo adulta, no podía dejar de lado todos aquellos miedos que había tenido desde pequeña- No es nada… seguro son ecos que se quedaron en este lugar por todos los sonidos del dia…-Pensaba esperando buscar una respuesta lógica.
Los sonidos de algo que golpeaba el piso dando a parecer que fuese un bastón y ligeros pasos se escuchaban a lo lejos. Llego un momento en el que escucho como los pasos comenzaban a acelerarse, ella comenzó a caminar mas despacio pues fuera lo que fuera no quería encontrarse con eso, era un sonido realmente escalofriante, pues se escuchaba como si madera tocara el suelo, comenzaba a resonar en el pasillo generando un escalofriante eco que hacia que a la chica se le erizara la piel, al igual que ese sonido de bastón. Poco a poco sentía y escuchaba como se acercaba, trago un poco de saliva y siguió caminando tomando un poco de valor de quien sabe donde pues ella lo que quería era salir del lugar, sabia que lo peor que podría encontrarse seria un fantasma aunque miedosa, y como siempre, pensando en el peor de los casos, no retrocedió ni un centímetro, nerviosa, hacia sus manos pucho como si se preparase a atacar si se encontraba bajo amenaza. Mentalmente comenzaba a idear planes de defensa y su mirada se volvió un poco mas seria, ya confiada, sus pasos se volvieron un poco mas firmes.
Escuchando aquella voz, suave y amable, abrió sus ojos completamente sorprendida pues le causo un poco de confianza pero a la vez algo temerosa y dudosa. ¿Quién estaba en ese lugar? ¿Qué hacia a esas horas? ¿Estudiante? ¿Cuidador? ¿Profesor?, esas y mas dudas comenzaban a inundar su mente mientras ahora, curiosa, seguía el camino dejando de lado el querer salir, solo quería encontrar al dueño de tan agradable voz. Tras unos pasos, ella termino en un lugar donde podía llegarle una tenue luz que permitía hacer notar su cabello y rostro, pero por el contrario logro ver una silueta de la cual, solo logro percatarse que traía una espada y por la silueta, logro ver unas holgadas mangas que parecieran de Kimono llevándolas frente de si, el cabello algo largo, tras fijar un poco la mirada, logro observar a aquel chico, con buen porte y elegante, fácilmente podría decir que tenia la misma edad que ella, se percato de aquella amble sonrisa por lo que ella, por educación respondió la sonrisa de igual mente, dulce y serena, lo que hizo que dejara de estar tensa por un momento- Buenas noches… –Saludó como toda una dama mientras asentía levemente con su cabeza y hacia una leve reverencia- Disculpe… ¿Me podría decir que hace en este lugar a altas horas de la noche?.. No es correcto que se encuentre en los pasillos de la institución… –Decía serena pues no debían saber que ella era la que perdió el camino de regreso, por instinto, rápidamente comenzó a analizar al chico para saber si era amino o no. Como fue enseñada, debía llevar la delantera y conseguir la mayor información posible para saber como hablar y que podría decir ante el joven y como tomar control de la situación- Creo que será mejor que salgamos de este pasillo, así podre escucharle con mas claridad, el eco molesta un poco… –dijo como excusa pues aun tenia la sensación de que la obscuridad le encerraba, mientras comenzaba a caminar en la misma dirección a la que se dirigía esperaba paciente la respuesta del chico pues no podría confiar tan fácilmente en nadie, aun era una persona nueva, tal vez nadie le conocía, pero prefería no arriesgarse, sin dejar de bajar la guardia, sonreía amablemente mientras caminaba lentamente para que el chico la alcanzara.
Los sonidos de algo que golpeaba el piso dando a parecer que fuese un bastón y ligeros pasos se escuchaban a lo lejos. Llego un momento en el que escucho como los pasos comenzaban a acelerarse, ella comenzó a caminar mas despacio pues fuera lo que fuera no quería encontrarse con eso, era un sonido realmente escalofriante, pues se escuchaba como si madera tocara el suelo, comenzaba a resonar en el pasillo generando un escalofriante eco que hacia que a la chica se le erizara la piel, al igual que ese sonido de bastón. Poco a poco sentía y escuchaba como se acercaba, trago un poco de saliva y siguió caminando tomando un poco de valor de quien sabe donde pues ella lo que quería era salir del lugar, sabia que lo peor que podría encontrarse seria un fantasma aunque miedosa, y como siempre, pensando en el peor de los casos, no retrocedió ni un centímetro, nerviosa, hacia sus manos pucho como si se preparase a atacar si se encontraba bajo amenaza. Mentalmente comenzaba a idear planes de defensa y su mirada se volvió un poco mas seria, ya confiada, sus pasos se volvieron un poco mas firmes.
Escuchando aquella voz, suave y amable, abrió sus ojos completamente sorprendida pues le causo un poco de confianza pero a la vez algo temerosa y dudosa. ¿Quién estaba en ese lugar? ¿Qué hacia a esas horas? ¿Estudiante? ¿Cuidador? ¿Profesor?, esas y mas dudas comenzaban a inundar su mente mientras ahora, curiosa, seguía el camino dejando de lado el querer salir, solo quería encontrar al dueño de tan agradable voz. Tras unos pasos, ella termino en un lugar donde podía llegarle una tenue luz que permitía hacer notar su cabello y rostro, pero por el contrario logro ver una silueta de la cual, solo logro percatarse que traía una espada y por la silueta, logro ver unas holgadas mangas que parecieran de Kimono llevándolas frente de si, el cabello algo largo, tras fijar un poco la mirada, logro observar a aquel chico, con buen porte y elegante, fácilmente podría decir que tenia la misma edad que ella, se percato de aquella amble sonrisa por lo que ella, por educación respondió la sonrisa de igual mente, dulce y serena, lo que hizo que dejara de estar tensa por un momento- Buenas noches… –Saludó como toda una dama mientras asentía levemente con su cabeza y hacia una leve reverencia- Disculpe… ¿Me podría decir que hace en este lugar a altas horas de la noche?.. No es correcto que se encuentre en los pasillos de la institución… –Decía serena pues no debían saber que ella era la que perdió el camino de regreso, por instinto, rápidamente comenzó a analizar al chico para saber si era amino o no. Como fue enseñada, debía llevar la delantera y conseguir la mayor información posible para saber como hablar y que podría decir ante el joven y como tomar control de la situación- Creo que será mejor que salgamos de este pasillo, así podre escucharle con mas claridad, el eco molesta un poco… –dijo como excusa pues aun tenia la sensación de que la obscuridad le encerraba, mientras comenzaba a caminar en la misma dirección a la que se dirigía esperaba paciente la respuesta del chico pues no podría confiar tan fácilmente en nadie, aun era una persona nueva, tal vez nadie le conocía, pero prefería no arriesgarse, sin dejar de bajar la guardia, sonreía amablemente mientras caminaba lentamente para que el chico la alcanzara.
Irisviel Von Einzbern- Clasificación : Master
Rango : A
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Fecha de inscripción : 05/10/2012
Edad : 32
Re: Explorando un poco... [Libre~]
Su voz sirvió de guía a la joven que, al verle, pareció un tanto más tranquila y aliviada, y no era para menos dado a que de seguro se habría alarmado un poco ante la súbita aparición de aquel chico; y, con el eco que le había acompañado, realizado por sus sandalias de madera y su katana golpeando el suelo, era más que comprensible que cualquiera se pusiese a la defensiva, más aún en un pasillo tan poco iluminado como en el que se encontraban. El apacible silencio que se había formado cuando el samurái se había detenido se vio perturbado por la suave y gentil voz de la joven, la cual saludó al muchacho con cortesía mientras realizaba una reverencia algo formal, demostrando lo bien educada que estaba; y, ante esto, el de violáceos cabellos agachó la cabeza un poco al tiempo que se encorvaba ligeramente, realizando también una reverencia y dejando así que su voz volviese a resonar suavemente por el corredor. - Buenas noches para usted también. - Respondió con amabilidad y cortesía, sin dejar de sonreír ni por un instante, para luego erguirse nuevamente y escuchar la pregunta que le hacía la muchacha, referente al porqué de su caminata nocturna. Era obvio que un paseo por los desolados pasillos de la academia no era algo que fuese muy bien visto, y de seguro tal vez ni siquiera estaba permitido, pero él no podía hacer nada al respecto, ya que necesitaba de sus caminatas solitarias para poder relajarse; y, el único lugar lo suficientemente sereno como para hacerlo a esas horas, sin irse muy lejos de la misma academia, era el establecimiento en sí.
Claro que, aunque lo que estaba haciendo tal vez estaba prohibido, él no iba a mentirle a la muchacha, ya que no tenía razón alguna para hacerlo ni era muy amigo de las falacias; por lo tanto, decidió contestar, sin desdibujar aquella amable sonrisa y entrecerrando sus ojos levemente como para reflexionar un poco sus palabras, las cuales serían expresadas a continuación. No obstante, la joven decidió volver a dirigirle la palabra, diciéndole que sería mejor que abandonasen el lugar para hablar con más tranquilidad, a lo que el muchacho tragó sus palabras y se limitó a asentir con la cabeza al tiempo que comenzaba a seguirle; para así, mientras comenzaban a caminar, decirle unas pocas palabras antes de que el hilo de la conversación se viese disuelto. - Creo que sería lo ideal, ya que no debe ser muy grato conversar en medio de un pasillo tan tétrico como éste. - Dijo con tranquilidad, mirando con lentitud los oscuros alrededores mientras seguía a la joven por aquel corredor. Sus pasos, nuevamente, volvieron a resonar al compás de los golpes que daba la funda de su espada contra el suelo, añadiendo claro está un par de pisadas más, las cuales obviamente pertenecían a la joven; aquello, hacía que un eco armonioso pero a la vez escalofriante se hiciese escuchar por el pasillo, el cual pronto acabaría de seguro. Pronto, el muchacho pudo discernir una de las salidas, apresurando así un poco el paso para rebasar a la muchacha y colocar su diestra en el pestillo de la puerta, abriéndola para que la joven pasase al tiempo que le decía con amabilidad. - Después de usted, ojou-san. - Sonrió con aún más amabilidad al decir esas palabras, dado a que disfrutaba tratar bien a las damas, y había sido educado para ser siempre cortés y caballeroso con ellas. Una vez la muchacha atravesase el umbral, el cual de seguro llevaba al patio o al comedor (elige tú si quieres), se dispondría a seguirle, cruzando también la puerta que había abierto con anterioridad.
Una vez fuera del pasillo, esperó unos momentos, para ver si la joven tendría algo que decir; y, luego de ello, se dispondría tanto a presentarse como a responder la interrogante anteriormente formulada por la muchacha. - Espero disculpe mis modales, ya que aún no me he presentado. Sasaki Kojirõ, un joven que se encontraba paseando por los pasillos en busca de la serenidad y la calma, para poder relajarse un poco tras un arduo día de entrenamientos. - Explicó sus razones luego de haberse presentado, para luego sonreír con aún más amabilidad, para así realizar una última interrogante. - ¿Podría honrarme con la mención de su nombre? - Preguntó haciendo uso de una voz suave pero a la vez curiosa, dejando en claro que no preguntaba el nombre de la joven por mera formalidad, si no porqué realmente le interesaba el nombre de la muchacha. Aguardó mostrando un semblante apacible y sereno, el cual entraba en total armonía con aquella amable sonrisa y su elegante porte.
Claro que, aunque lo que estaba haciendo tal vez estaba prohibido, él no iba a mentirle a la muchacha, ya que no tenía razón alguna para hacerlo ni era muy amigo de las falacias; por lo tanto, decidió contestar, sin desdibujar aquella amable sonrisa y entrecerrando sus ojos levemente como para reflexionar un poco sus palabras, las cuales serían expresadas a continuación. No obstante, la joven decidió volver a dirigirle la palabra, diciéndole que sería mejor que abandonasen el lugar para hablar con más tranquilidad, a lo que el muchacho tragó sus palabras y se limitó a asentir con la cabeza al tiempo que comenzaba a seguirle; para así, mientras comenzaban a caminar, decirle unas pocas palabras antes de que el hilo de la conversación se viese disuelto. - Creo que sería lo ideal, ya que no debe ser muy grato conversar en medio de un pasillo tan tétrico como éste. - Dijo con tranquilidad, mirando con lentitud los oscuros alrededores mientras seguía a la joven por aquel corredor. Sus pasos, nuevamente, volvieron a resonar al compás de los golpes que daba la funda de su espada contra el suelo, añadiendo claro está un par de pisadas más, las cuales obviamente pertenecían a la joven; aquello, hacía que un eco armonioso pero a la vez escalofriante se hiciese escuchar por el pasillo, el cual pronto acabaría de seguro. Pronto, el muchacho pudo discernir una de las salidas, apresurando así un poco el paso para rebasar a la muchacha y colocar su diestra en el pestillo de la puerta, abriéndola para que la joven pasase al tiempo que le decía con amabilidad. - Después de usted, ojou-san. - Sonrió con aún más amabilidad al decir esas palabras, dado a que disfrutaba tratar bien a las damas, y había sido educado para ser siempre cortés y caballeroso con ellas. Una vez la muchacha atravesase el umbral, el cual de seguro llevaba al patio o al comedor (elige tú si quieres), se dispondría a seguirle, cruzando también la puerta que había abierto con anterioridad.
Una vez fuera del pasillo, esperó unos momentos, para ver si la joven tendría algo que decir; y, luego de ello, se dispondría tanto a presentarse como a responder la interrogante anteriormente formulada por la muchacha. - Espero disculpe mis modales, ya que aún no me he presentado. Sasaki Kojirõ, un joven que se encontraba paseando por los pasillos en busca de la serenidad y la calma, para poder relajarse un poco tras un arduo día de entrenamientos. - Explicó sus razones luego de haberse presentado, para luego sonreír con aún más amabilidad, para así realizar una última interrogante. - ¿Podría honrarme con la mención de su nombre? - Preguntó haciendo uso de una voz suave pero a la vez curiosa, dejando en claro que no preguntaba el nombre de la joven por mera formalidad, si no porqué realmente le interesaba el nombre de la muchacha. Aguardó mostrando un semblante apacible y sereno, el cual entraba en total armonía con aquella amable sonrisa y su elegante porte.
Sasaki Kojirõ- Clasificación : Butei - Estudiante
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Fecha de inscripción : 29/09/2012
Edad : 32
Re: Explorando un poco... [Libre~]
Notó como aquel joven correspondió el saludo de la misma manera, una leve reverencia indicando que su educación también era buena. Aquella voz volvió a ser escuchada por la joven, el chico, correspondiendo verbalmente ante aquel anterior saludo, se mostro realmente amable y cortes. En ningún momento dejo de sonreír, lo cual, fue realmente agradable para ella. Al reincorporarse y escuchar atentamente la pregunta hecha, pero el joven solo guardo silencio, como si guardara sus respuestas o bien, dando la impresión de ser alguien realmente callado. La joven comenzó a caminar, escuchando los pasos propios haciendo eco a la par con los ajenos y aquel golpeteo que pareciese un bastón, se dio cuenta de que era la funda de aquella espada que el joven portaba. Lentamente caminaban para salir de aquel obscuro y tenebroso lugar. No se escuchaba nada mas que el eco de aquellas firmes pero pequeñas y lentas pisadas hechas por ambos. Aquel silencio fue roto por la voz masculina nuevamente dando razón a la peliplateada de salir del lugar, pues realmente, no era la única que sentía que el lugar daba cierto aire tétrico e incomodo. Su voz tranquila fue grata para los oídos de la joven, realmente era alguien tranquilo, y sin sentir peligro alguno, ella simplemente dejo ver una sonrisa tranquila y confiada.
Ya uno pasos adelante, se podía observar la salida de aquel lugar, una tremenda tranquilidad inundo a la joven la cual mostro una sonrisa mas grande acompañada de un par de hoyuelos en sus mejillas. Notó como el muchacho le pasó de largo, ella volteo a verle algo confundida, pues en ningún momento se llego a percatar del impulso del muchacho. Notó como este le abrió la puerta, y tras unas palabras mostrando nuevamente la educación que el tenia, asintió levemente mostrando gratitud y cruzo aquella puerta sintiéndose totalmente aliviada saliendo al hermoso y grande patio del lugar. Realmente era lindo, pues aquel manto de césped totalmente verde inundaba el lugar, pequeños pero largos caminos de piedra los cuales rodeaban y atravesaban aquella alfombra. Árboles distribuidos, de todos tipos de tamaños, grandes, pequeños, y unos realmente gruesos mostrando lo fuertes que han sido soportando los años. Algunos frutales, otros de aromas como un pino al fondo. Algunos arbustos con flores, algunos rosales y una hermosa y grande fuente funcional en el centro. La joven, encantada esbozó una enorme sonrisa, sus ojos se iluminaron al levantar la vista y observar aquella hermosa compañera suya, enorme, redonda y brillante… La luna.
Aquel mágico momento fue interrumpido por las palabras del joven, haciendo que ella, desviara su mirada a él para escucharle atentamente. Al escuchar son nombre, ella asintió, pero al escuchar sus razones, una leve sonrisa apareció, al parecer no era la única con ese tipo de costumbres. Tras preguntar el nombre de la dama, esta simplemente le vio a los ojos para responderle- Irisviel Von Einzbern –Dijo tranquila y sin prisa- Un placer. -Murmuró sin dejar de lado la sonrisa- Es peligroso que ande por los pasillos de la escuela a estas horas. Podría perderse. –Dijo tras una leve risilla haciendo mofa de si misma, volteando a la fuente, esta le cautivó y comenzó a caminar hacia ella lentamente. Al estar frente a la fuente, sentía como las leves gotitas de agua llegaban a su piel por culpa de aquella leve brisa agradable de la noche, viendo los pececillos que se encontraban nadando, el como jugaban entre ellos y tranquilamente disfrutaban su estancia en el lugar. Tras una leve sonrisa cerro sus ojos, confiada de que el joven no le siguiera, comenzó a tararear para si misma, en un tono muy bajo, con un ritmo tranquilizante. Tras unos segundos abrió sus ojos viendo el cielo, dejando ver un semblante algo triste. El estar en un lugar nuevo, se le hacia muy difícil, no era muy adaptable, hacia lo que podía, pero parecía no ser suficiente. Suspiró pesadamente y volteo para ver de reojo al chico- ¿Le gusta la noche? –Una simple pregunta tratando de romper el leve silencio incomodo que en momentos, era roto por los sonidos de los pequeños animales como grillos del lugar, el pequeño hondear del agua que se hacia cuando los peces se movían y las hojas moverse al compás del viento- Hermosa, ¿No? –Sonriéndole tiernamente-
Ya uno pasos adelante, se podía observar la salida de aquel lugar, una tremenda tranquilidad inundo a la joven la cual mostro una sonrisa mas grande acompañada de un par de hoyuelos en sus mejillas. Notó como el muchacho le pasó de largo, ella volteo a verle algo confundida, pues en ningún momento se llego a percatar del impulso del muchacho. Notó como este le abrió la puerta, y tras unas palabras mostrando nuevamente la educación que el tenia, asintió levemente mostrando gratitud y cruzo aquella puerta sintiéndose totalmente aliviada saliendo al hermoso y grande patio del lugar. Realmente era lindo, pues aquel manto de césped totalmente verde inundaba el lugar, pequeños pero largos caminos de piedra los cuales rodeaban y atravesaban aquella alfombra. Árboles distribuidos, de todos tipos de tamaños, grandes, pequeños, y unos realmente gruesos mostrando lo fuertes que han sido soportando los años. Algunos frutales, otros de aromas como un pino al fondo. Algunos arbustos con flores, algunos rosales y una hermosa y grande fuente funcional en el centro. La joven, encantada esbozó una enorme sonrisa, sus ojos se iluminaron al levantar la vista y observar aquella hermosa compañera suya, enorme, redonda y brillante… La luna.
Aquel mágico momento fue interrumpido por las palabras del joven, haciendo que ella, desviara su mirada a él para escucharle atentamente. Al escuchar son nombre, ella asintió, pero al escuchar sus razones, una leve sonrisa apareció, al parecer no era la única con ese tipo de costumbres. Tras preguntar el nombre de la dama, esta simplemente le vio a los ojos para responderle- Irisviel Von Einzbern –Dijo tranquila y sin prisa- Un placer. -Murmuró sin dejar de lado la sonrisa- Es peligroso que ande por los pasillos de la escuela a estas horas. Podría perderse. –Dijo tras una leve risilla haciendo mofa de si misma, volteando a la fuente, esta le cautivó y comenzó a caminar hacia ella lentamente. Al estar frente a la fuente, sentía como las leves gotitas de agua llegaban a su piel por culpa de aquella leve brisa agradable de la noche, viendo los pececillos que se encontraban nadando, el como jugaban entre ellos y tranquilamente disfrutaban su estancia en el lugar. Tras una leve sonrisa cerro sus ojos, confiada de que el joven no le siguiera, comenzó a tararear para si misma, en un tono muy bajo, con un ritmo tranquilizante. Tras unos segundos abrió sus ojos viendo el cielo, dejando ver un semblante algo triste. El estar en un lugar nuevo, se le hacia muy difícil, no era muy adaptable, hacia lo que podía, pero parecía no ser suficiente. Suspiró pesadamente y volteo para ver de reojo al chico- ¿Le gusta la noche? –Una simple pregunta tratando de romper el leve silencio incomodo que en momentos, era roto por los sonidos de los pequeños animales como grillos del lugar, el pequeño hondear del agua que se hacia cuando los peces se movían y las hojas moverse al compás del viento- Hermosa, ¿No? –Sonriéndole tiernamente-
Irisviel Von Einzbern- Clasificación : Master
Rango : A
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Fecha de inscripción : 05/10/2012
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Re: Explorando un poco... [Libre~]
La joven parecía un tanto más tranquila al verse acompañada por aquel sereno muchacho, el cual inspiraba confianza y seguridad por cada uno de sus poros, como si su mismísima existencia estuviese en total armonía con el universo que le rodeaba; razón suficiente como para que cualquiera bajase la guardia frente a él, y era una suerte que sus apariencias reflejasen también su personalidad, por lo que aquellos que confiasen en él, no serían traicionados. Caminaron por aquel pasillo sin cruzar palabra entre sí, lo cual hizo que el muchacho volviese a percatarse de lo bien educada que estaba la joven, teniendo en cuenta que no se mostraba impaciente ante la falta de respuesta por parte de su sonriente acompañante. Para él, era una verdadera suerte haber podido dar con una dama tan agradable mientras deambulaba sin rumbo por los corredores de la academia, y estaba seguro que muchos lo darían todo para estar en su lugar, teniendo en cuenta que la joven irradiaba una belleza digna de ser plasmada en una pintura de incalculable precio monetario. ¿Era una estudiante? No lo parecía, o lo disimulaba muy bien. En todo caso, sus facciones, ademanes, y forma de hablar dejaban muy en claro que no era educada solo por enseñanza, si no que realmente le gustaba serlo; o al menos así pensaba el samurái, el cual continuaba caminando tras ella sin decir nada, simplemente mostrando aquella amable sonrisa en sus labios. Tras haberle abierto la puerta, pudo ver como el rostro de la joven se encendía como si hubiese visto algo de lo más increíble, mostrando una expresión un tanto alegre y llena de admiración, dejando un tanto sorprendido al muchacho, el cual no lo mostró en su semblante.
De seguro, la joven había sido maravillada por el escenario que se dibujaba frente a ella: Un patio bien iluminado por farolas antiguas pero bien cuidadas, una gran variedad de flores y plantas que de seguro eran cuidadas por los mejores floricultores, y una enorme fuente que decoraba el centro del lugar, de la cual fluía un agua tan pura y transparente que reflejaba la luna como si la misma se encontrase en la mismísima superficie del líquido, plasmada magistralmente como si de una fotografía se tratase. Aquello era bastante más relajante y sereno que estar en los pasillos, por lo que la decisión de acompañar a la joven había resultado mucho mejor de lo esperado, aunque la habría asistido de igual manera aún si no hubiesen ido al patio, claro está. Se quedó parado cerca de la fuente sin decir nada, con sus brazos cubiertos bajo las enormes mangas de su masculino kimono, estando la una contra la otra; y, mientras sus orbes viajaban por la superficie del agua que residía en la fuente, la voz de la muchacha, gentil y tranquila, se hizo escuchar. Se presentó con un nombre bastante peculiar, noble y orgulloso por donde se lo viese, algo que cuadraba completamente con la joven. Ante esto, y al escuchar el semi murmullo de la misma, el muchacho de violáceos cabellos sonrió con aún más amabilidad, al tiempo que le dirigía la palabra a su acompañante. - El placer es todo mío, Einzbern-san. - Contestó con una voz amable y suave, llena de serenidad, mientras la voz de la joven volvía a llegar a sus oídos, diciéndole que era peligroso deambular los pasillos de la escuela a esas horas, ya que podría perderse. Aquello le pareció muy irónico, y bastante gracioso, tanto como para arrancarle una leve pero audible risita al muchacho, el cual no tardó en contestar a lo dicho por la muchacha. - Es muy cierto, uno puede perderse con facilidad en la oscuridad que consume los pasillos de la academia por la noche, pero.... - Hizo una pausa, mientras cerraba sus ojos lentamente y acariciaba con cuidado el mango de su katana, con su mano izquierda, al tiempo que su sonrisa se volvía un tanto más gentil y tranquila, si es que era posible. - No importa cuantas veces me pierda, siempre transitaré mi “propio” camino. - Sentenció algo enigmático, provocando que su respuesta fuese un tanto intrincada y difícil de comprender, aunque cabía la posibilidad de que la muchacha lo captase sin mucho esfuerzo.
No importaba si la oscuridad nublaba su camino, él siempre lo transitaría sin duda alguna en su corazón; sin titubear y sin mirar atrás, procurando no tener remordimientos ni arrepentirse de nada en su vida... Ese era el camino que él seguía, el camino de su espada. Su metáfora iba dirigida a que, por más que se perdiese en los pasillos de la academia, siempre encontraría una luz al final del camino, tal y como lo había hecho esa noche, siendo aquel resplandor la muchacha. Se quedó callado una vez más, con sus ojos aún cerrados, disfrutando de la suave brisa que acariciaba su rostro y vestimentas provocando que tanto las mismas como sus largos cabellos danzasen alegremente; pero, con sus oídos, podía darse cuenta de que la joven parecía estar caminando por el patio mientras susurraba algo para ella misma, de seguro alguna suave tonada que le hiciese compañía en aquella hermosa escena. Pronto, la voz de la misma volvió a hacerse escuchar, provocando que el joven abriese sus orbes y los dirigiese hacia ella, dándose cuenta de que intentaba romper aquel silencio que se había armado entre ellos, de seguro porque no todos disfrutaban tanto de la calma como él. Sin embargo, había notado también el cambio en el semblante de la misma, la cual pareció verse un tanto decaída por unos instantes, pero que pronto escondió detrás de una tierna sonrisa. Aquello le daba algo de curiosidad, pero no era lo suficientemente atrevido, o mal educado, como para indagar al respecto, por lo que se limitaría a simplemente responder, honestamente, a lo dicho por la muchacha. - Observar el cielo estrellado es algo de lo que jamás me cansaría; y en efecto, es hermosa. - Sonrió con gentileza mientras daba un par de pasos hacia delante, llegando así a la fuente al tiempo que separaba sus brazos y los liberaba de sus holgadas vestimentas, para luego surcar la superficie del agua que residía en el monumento, con su mano diestra, provocando que se formasen varias ondas en aquel translucido líquido, como si estuviese transmitiéndole sus mismísimos latidos. Entonces, elevó su rostro una vez más, dado a que había observado como surcaba su mano por el agua, y dirigió su amable mirada a la joven, volviendo así a dirigirle la palabra. - Lo bueno es qué, la compañía, puede hacer que la noche sea aún más hermosa de lo que ya es. - Sonrió al tiempo que cerraba sus ojos, irradiando cordialidad por cada uno de sus poros. Aquellos comentarios casi siempre provocaban que las personas pensasen de él como un conquistador, aunque no eran más que palabras caballerosas y honestas que le gustaba compartir con aquellos que las mereciesen; después de todo, la noche realmente parecía mucho más “brillante” de lo que le parecía cuando se encontraba solo. Muchas cosas pueden ser disfrutadas aún más en compañía que estando solo, pero, ¿Pensaría igual la muchacha? Cabía la posibilidad de que gustase de observar el paisaje por su cuenta, y, si era así, el muchacho no tendría más opción que retirarse para no estorbar. Claro está, esperaba que no fuese así.
De seguro, la joven había sido maravillada por el escenario que se dibujaba frente a ella: Un patio bien iluminado por farolas antiguas pero bien cuidadas, una gran variedad de flores y plantas que de seguro eran cuidadas por los mejores floricultores, y una enorme fuente que decoraba el centro del lugar, de la cual fluía un agua tan pura y transparente que reflejaba la luna como si la misma se encontrase en la mismísima superficie del líquido, plasmada magistralmente como si de una fotografía se tratase. Aquello era bastante más relajante y sereno que estar en los pasillos, por lo que la decisión de acompañar a la joven había resultado mucho mejor de lo esperado, aunque la habría asistido de igual manera aún si no hubiesen ido al patio, claro está. Se quedó parado cerca de la fuente sin decir nada, con sus brazos cubiertos bajo las enormes mangas de su masculino kimono, estando la una contra la otra; y, mientras sus orbes viajaban por la superficie del agua que residía en la fuente, la voz de la muchacha, gentil y tranquila, se hizo escuchar. Se presentó con un nombre bastante peculiar, noble y orgulloso por donde se lo viese, algo que cuadraba completamente con la joven. Ante esto, y al escuchar el semi murmullo de la misma, el muchacho de violáceos cabellos sonrió con aún más amabilidad, al tiempo que le dirigía la palabra a su acompañante. - El placer es todo mío, Einzbern-san. - Contestó con una voz amable y suave, llena de serenidad, mientras la voz de la joven volvía a llegar a sus oídos, diciéndole que era peligroso deambular los pasillos de la escuela a esas horas, ya que podría perderse. Aquello le pareció muy irónico, y bastante gracioso, tanto como para arrancarle una leve pero audible risita al muchacho, el cual no tardó en contestar a lo dicho por la muchacha. - Es muy cierto, uno puede perderse con facilidad en la oscuridad que consume los pasillos de la academia por la noche, pero.... - Hizo una pausa, mientras cerraba sus ojos lentamente y acariciaba con cuidado el mango de su katana, con su mano izquierda, al tiempo que su sonrisa se volvía un tanto más gentil y tranquila, si es que era posible. - No importa cuantas veces me pierda, siempre transitaré mi “propio” camino. - Sentenció algo enigmático, provocando que su respuesta fuese un tanto intrincada y difícil de comprender, aunque cabía la posibilidad de que la muchacha lo captase sin mucho esfuerzo.
No importaba si la oscuridad nublaba su camino, él siempre lo transitaría sin duda alguna en su corazón; sin titubear y sin mirar atrás, procurando no tener remordimientos ni arrepentirse de nada en su vida... Ese era el camino que él seguía, el camino de su espada. Su metáfora iba dirigida a que, por más que se perdiese en los pasillos de la academia, siempre encontraría una luz al final del camino, tal y como lo había hecho esa noche, siendo aquel resplandor la muchacha. Se quedó callado una vez más, con sus ojos aún cerrados, disfrutando de la suave brisa que acariciaba su rostro y vestimentas provocando que tanto las mismas como sus largos cabellos danzasen alegremente; pero, con sus oídos, podía darse cuenta de que la joven parecía estar caminando por el patio mientras susurraba algo para ella misma, de seguro alguna suave tonada que le hiciese compañía en aquella hermosa escena. Pronto, la voz de la misma volvió a hacerse escuchar, provocando que el joven abriese sus orbes y los dirigiese hacia ella, dándose cuenta de que intentaba romper aquel silencio que se había armado entre ellos, de seguro porque no todos disfrutaban tanto de la calma como él. Sin embargo, había notado también el cambio en el semblante de la misma, la cual pareció verse un tanto decaída por unos instantes, pero que pronto escondió detrás de una tierna sonrisa. Aquello le daba algo de curiosidad, pero no era lo suficientemente atrevido, o mal educado, como para indagar al respecto, por lo que se limitaría a simplemente responder, honestamente, a lo dicho por la muchacha. - Observar el cielo estrellado es algo de lo que jamás me cansaría; y en efecto, es hermosa. - Sonrió con gentileza mientras daba un par de pasos hacia delante, llegando así a la fuente al tiempo que separaba sus brazos y los liberaba de sus holgadas vestimentas, para luego surcar la superficie del agua que residía en el monumento, con su mano diestra, provocando que se formasen varias ondas en aquel translucido líquido, como si estuviese transmitiéndole sus mismísimos latidos. Entonces, elevó su rostro una vez más, dado a que había observado como surcaba su mano por el agua, y dirigió su amable mirada a la joven, volviendo así a dirigirle la palabra. - Lo bueno es qué, la compañía, puede hacer que la noche sea aún más hermosa de lo que ya es. - Sonrió al tiempo que cerraba sus ojos, irradiando cordialidad por cada uno de sus poros. Aquellos comentarios casi siempre provocaban que las personas pensasen de él como un conquistador, aunque no eran más que palabras caballerosas y honestas que le gustaba compartir con aquellos que las mereciesen; después de todo, la noche realmente parecía mucho más “brillante” de lo que le parecía cuando se encontraba solo. Muchas cosas pueden ser disfrutadas aún más en compañía que estando solo, pero, ¿Pensaría igual la muchacha? Cabía la posibilidad de que gustase de observar el paisaje por su cuenta, y, si era así, el muchacho no tendría más opción que retirarse para no estorbar. Claro está, esperaba que no fuese así.
Sasaki Kojirõ- Clasificación : Butei - Estudiante
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Re: Explorando un poco... [Libre~]
-Notó como el joven le escuchaba atentamente, lo cual fue de su eterno agrado, pues no era común encontrar personas que de alguna manera correspondieran la amabilidad que se le brindaba. Cada palabra cruzada con el joven era realmente amena su voz tranquila y amable era en cierta forma, una especie de manjar para los oídos de su oyente. Podía notarse a leguas aquella buena educación del joven. Comenzó a insistir en la idea de que aquel muchacho fuese un profesor o cualquier graduado, su madurez era realmente a la par con su aspecto aunque parecía mas joven. ¿Preguntar su edad? No lo veía muy conveniente pero de alguna manera debía conseguir la información que buscaba. Un joven sereno era un tanto fácil de descifrar si se le hablaba de la misma manera, lo cual, por obvias razones no se le dificultaba. Solo con una sonrisa, escuchaba cada una de las palabras del joven, aquello que insinuó fue realmente interesante. “Su propio camino” ¿A que se referiría? ¿Acaso era alguna especie de joven que habla con sus propios proverbios como si fuese un sabio? Una idea tonta y algo infantil pero quien sabe, puede ser que sus pensamientos fueran mas maduros que los de ella. Una respuesta un tanto vaga pero certera, no podía esperarse mas de aquel extraño joven. Aunque, tal vez podría comprender sus palabras ya que, en cierta manera, ella había construido “Su propio camino” Esbozó una ligera sonrisa por aquel divertido pensamiento, nostalgia, recuerdos, sensaciones de aquello vivido que hacían erizar la piel, disfrutando cada sensación, cerro sus ojos, pues ¿como era posible que unas cuantas palabras le hicieran recordar toda una vida? Fue realmente grato…
El que el joven respondiera su pregunta, de cierta forma fue un alivio. No sabia si al joven le gustaba el silencio como a ella o simplemente la charla, ella estaba enseñada a amoldarse a las personas, nunca a amoldarlas. Su comentario fue satisfactorio, alguien que también fuese capas de ver la belleza donde no todos se detienen a observar es grato. Siempre es importante ver mas allá de lo posible, uno de sus tantos pensamientos, tal vez erróneo, o tal vez no. Vio aquella sonrisa gentil del joven y como camino un par de pasos, como con su diestra creo unas leves ondas en el agua transparente. Volviendo a cruzar miradas, escucho atenta lo que el decía. Su comentario, atinado y agradable, hizo que aquella joven se sorprendiera, jamás estuvo acompañado de ningún ser humano por las noches, siempre fueron sus mascotas o la misma luna. Su sonrisa se torno mas amplia al escucharle y su semblante cambio inmediatamente denotando felicidad. Tal vez fuesen palabras propias de un donjuán o de un joven con caballerosidad. Fuese lo que fuese, fue realmente lindo, logró que el animo de la joven pudiera subir en un segundo.-
Amo la soledad y el silencio… –Dijo con una sonrisa- Pero de alguna manera, usted a logrado romper mi esquema monótono… –susurro viendo la luna.- Jamás contemple la luna con otra persona… Siempre fueron mis mascotas o la misma luna mis compañeras… -Dijo sincera con un toque de nostalgia- Le agradezco infinitamente y espero no sea la ultima noche en la cual me honre con su agradable compañía… –Dijo por ultimo volteando a ver a aquel joven sonriéndole cálidamente mientras apegaba sus manos al pecho propio. Hacia tiempo que no hablaba tan tranquila con alguien mas. Siempre solitaria sin ánimos de hacer amistad o crear lazos pues no lo veía necesario.- Disculpe mi atrevimiento. –Dijo mientras se acercaba nuevamente a el- Una duda no deja de inquietar mi mente y pensamiento. Podría preguntarle ¿Es usted uno de los miembros de administrativos, un joven graduado o un estudiante? –Preguntó firme pero serena, sonriéndole cálidamente demostrando confianza, pues no bajaba en ningún momento la guardia, quien sabe que persona seria. Por mas educado que fuese, podría ser peligroso. Solo quedaba esperar la respuesta del joven para saber como actuar.-
El que el joven respondiera su pregunta, de cierta forma fue un alivio. No sabia si al joven le gustaba el silencio como a ella o simplemente la charla, ella estaba enseñada a amoldarse a las personas, nunca a amoldarlas. Su comentario fue satisfactorio, alguien que también fuese capas de ver la belleza donde no todos se detienen a observar es grato. Siempre es importante ver mas allá de lo posible, uno de sus tantos pensamientos, tal vez erróneo, o tal vez no. Vio aquella sonrisa gentil del joven y como camino un par de pasos, como con su diestra creo unas leves ondas en el agua transparente. Volviendo a cruzar miradas, escucho atenta lo que el decía. Su comentario, atinado y agradable, hizo que aquella joven se sorprendiera, jamás estuvo acompañado de ningún ser humano por las noches, siempre fueron sus mascotas o la misma luna. Su sonrisa se torno mas amplia al escucharle y su semblante cambio inmediatamente denotando felicidad. Tal vez fuesen palabras propias de un donjuán o de un joven con caballerosidad. Fuese lo que fuese, fue realmente lindo, logró que el animo de la joven pudiera subir en un segundo.-
Amo la soledad y el silencio… –Dijo con una sonrisa- Pero de alguna manera, usted a logrado romper mi esquema monótono… –susurro viendo la luna.- Jamás contemple la luna con otra persona… Siempre fueron mis mascotas o la misma luna mis compañeras… -Dijo sincera con un toque de nostalgia- Le agradezco infinitamente y espero no sea la ultima noche en la cual me honre con su agradable compañía… –Dijo por ultimo volteando a ver a aquel joven sonriéndole cálidamente mientras apegaba sus manos al pecho propio. Hacia tiempo que no hablaba tan tranquila con alguien mas. Siempre solitaria sin ánimos de hacer amistad o crear lazos pues no lo veía necesario.- Disculpe mi atrevimiento. –Dijo mientras se acercaba nuevamente a el- Una duda no deja de inquietar mi mente y pensamiento. Podría preguntarle ¿Es usted uno de los miembros de administrativos, un joven graduado o un estudiante? –Preguntó firme pero serena, sonriéndole cálidamente demostrando confianza, pues no bajaba en ningún momento la guardia, quien sabe que persona seria. Por mas educado que fuese, podría ser peligroso. Solo quedaba esperar la respuesta del joven para saber como actuar.-
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- Perdona la tardanza... Estuve algo indispuesta estos últimos dias pero acá esta n.n
Irisviel Von Einzbern- Clasificación : Master
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Re: Explorando un poco... [Libre~]
Las palabras de aquel joven parecieron ser del agrado de la muchacha, la cual esbozó una sonrisa ante los comentarios del mismo, fuese recordando momentos similares en el pasado, porque le había causado gracia lo dicho por el samurai, o por el mero hecho de concordar con él; fuese cual fuese la razón, aquella sonrisa era tan viva y resplandeciente que opacaba hasta la luna misma, y los orbes de aquel muchacho, siempre atento y vivaz, lograron percatarse de tal hecho, quedando así fundidos en aquellos labios por casi un minuto entero. Todo en aquella joven parecía llamarle la atención, desde su forma de andar hasta su voz, hasta la sonrisa que acababa de embelezarle, de seguro porque rara vez se encontraba con muchachas tan hermosas y educadas como esa; y no era mentira, ya que la mayoría de las damas con las que había tratado en el pasado, o en la mismísima academia, solo se acercaban a él con motivos de cortejo o por curiosidad, y prácticamente ninguna de ellas era tan cordial como la señorita Einzbern. Sonrió un poco menos al recordar sus intentos fallidos de encontrar una dama con la cual dialogar acerca de cosas poco cotidianas, pero pronto volvió a sonreír animado, ya que estaba en presencia de una dama, y no quería sumergirse en el pasado mientras le hiciese compañía; no era tan mal educado como para hacerlo adrede. Entonces fue que la voz de la joven volvió a llegar a los oídos del samurai, el cual, nuevamente, escuchó con total atención a todo lo dicho por la muchacha, dado a que ella misma había decidido compartir con él datos acerca de su persona, y eso significaba que, poco a poco, comenzaba a tomarle confianza; o al menos eso creía el muchacho de violácea cabellera.
Al parecer, aquella joven también amaba la soledad y el silencio, pero parecía estar contenta con la presencia de aquel muchacho, o más bien cómoda, lo cual de seguro era porque la mismísima tranquilidad se fundía con el joven, como si él mismo formase parte del armonioso ambiente. Pero las palabras de la muchacha no terminaron allí, ya que también le dejó saber que era la primera vez que observaba la luna con otra persona, diciéndole que solo lo había hecho con sus mascotas o con el mismo astro nocturno de acompañante. Eso le honraba bastante, y le hacía sentir un tanto especial, ya que era la primer persona con la cual la joven había compartido un pedazo de su “mundo”, y eso para el samurai era algo incalculable. Aprovechando la pausa de la joven, sonrió con tranquilidad y posó sus orbes en los de la contraria, dirigiéndole así la palabra una vez más. - Yo también disfruto de la paz y la quietud, pero, de igual manera, disfruto de una buena charla, y más aún si la compañía es tan agradable. - Dijo con una voz serena, suave y melodiosa, la cual siempre había resultado uno de sus puntos más... “Atractivos” para las muchachas; y, sin dejar que el silencio se apropiase del ambiente, volvió a abrir sus labios, articulando así nuevas palabras para la joven. - No sé si soy digno de haber sido la primera persona con la cual ha contemplado la luna, Einzbern-san; pero realmente me siento honrado de serlo, espero sepa disculpar mi atrevimiento. - Expresó algo apologético y avergonzado, para luego reír levemente, por lo bajo, ante sus propias palabras. Era verdad que se sentía honrado de haber sido el primer compañero de la joven a la hora de observar el firmamento, pero también sentía que aquello era un tanto... ¿Pretencioso? No la conocía tanto como para haber dicho algo tan atrevido, y se sentía un tanto apenado por ello.
Sin embargo, la voz de la joven hizo que volviese a retomar su calmo y amable semblante, escuchando así que la misma parecía tener una duda respecto a la identidad del muchacho respecto a la academia. La pregunta había sido sencilla, pero a la vez, parecía tener un significado oculto, una razón diferente a la que se veía a simple vista; pero, para no dejarla esperando, decidió no dar importancia a sus sospechas y prosiguió a contestarle mientras la misma se acercaba. - Soy un simple estudiante del grupo de asalto; y, aunque mi apariencia pueda decir lo contrario, solo tengo dieciocho años de edad. - Sentenció mientras cerraba sus orbes y sonreía con tranquilidad, volviendo a fundirse con el apacible entorno, como si hubiese sido parte del mismo desde siempre. Abrió sus ojos al cabo de unos segundos, observando a la muchacha y pensando si sería o no buena idea preguntarle acerca de lo mismo, ya que, aunque tenía curiosidad, no quería ser atrevido ni mal educado, por lo que su mente se encontraba debatiendo consigo misma para encontrar la respuesta adecuada a su dilema. Pasaron un par de segundos más, y la resolución del muchacho se hizo más firme, por lo que decidió apostarlo todo en una sola pregunta. - ¿Qué hay de usted, Einzbern-san? Si es que desea compartirlo conmigo, claro está. - Había procurado dejarle saber que no era necesario que respondiese si no quería hacerlo, para que entendiese que su pregunta había surgido por curiosidad hacia ella, sin ningún motivo oculto detrás de sus intenciones. Su sonrisa, siempre visible en aquel apacible rostro, seguía siendo amable y tranquila, mientras que sus violáceos orbes seguían clavados en los de la joven, aguardando pacientemente a que la misma se decidiese, o no, a contestarle. Para él, algo era seguro, y eso era que había sido una buena idea el haber salido a pasear esa noche.
Al parecer, aquella joven también amaba la soledad y el silencio, pero parecía estar contenta con la presencia de aquel muchacho, o más bien cómoda, lo cual de seguro era porque la mismísima tranquilidad se fundía con el joven, como si él mismo formase parte del armonioso ambiente. Pero las palabras de la muchacha no terminaron allí, ya que también le dejó saber que era la primera vez que observaba la luna con otra persona, diciéndole que solo lo había hecho con sus mascotas o con el mismo astro nocturno de acompañante. Eso le honraba bastante, y le hacía sentir un tanto especial, ya que era la primer persona con la cual la joven había compartido un pedazo de su “mundo”, y eso para el samurai era algo incalculable. Aprovechando la pausa de la joven, sonrió con tranquilidad y posó sus orbes en los de la contraria, dirigiéndole así la palabra una vez más. - Yo también disfruto de la paz y la quietud, pero, de igual manera, disfruto de una buena charla, y más aún si la compañía es tan agradable. - Dijo con una voz serena, suave y melodiosa, la cual siempre había resultado uno de sus puntos más... “Atractivos” para las muchachas; y, sin dejar que el silencio se apropiase del ambiente, volvió a abrir sus labios, articulando así nuevas palabras para la joven. - No sé si soy digno de haber sido la primera persona con la cual ha contemplado la luna, Einzbern-san; pero realmente me siento honrado de serlo, espero sepa disculpar mi atrevimiento. - Expresó algo apologético y avergonzado, para luego reír levemente, por lo bajo, ante sus propias palabras. Era verdad que se sentía honrado de haber sido el primer compañero de la joven a la hora de observar el firmamento, pero también sentía que aquello era un tanto... ¿Pretencioso? No la conocía tanto como para haber dicho algo tan atrevido, y se sentía un tanto apenado por ello.
Sin embargo, la voz de la joven hizo que volviese a retomar su calmo y amable semblante, escuchando así que la misma parecía tener una duda respecto a la identidad del muchacho respecto a la academia. La pregunta había sido sencilla, pero a la vez, parecía tener un significado oculto, una razón diferente a la que se veía a simple vista; pero, para no dejarla esperando, decidió no dar importancia a sus sospechas y prosiguió a contestarle mientras la misma se acercaba. - Soy un simple estudiante del grupo de asalto; y, aunque mi apariencia pueda decir lo contrario, solo tengo dieciocho años de edad. - Sentenció mientras cerraba sus orbes y sonreía con tranquilidad, volviendo a fundirse con el apacible entorno, como si hubiese sido parte del mismo desde siempre. Abrió sus ojos al cabo de unos segundos, observando a la muchacha y pensando si sería o no buena idea preguntarle acerca de lo mismo, ya que, aunque tenía curiosidad, no quería ser atrevido ni mal educado, por lo que su mente se encontraba debatiendo consigo misma para encontrar la respuesta adecuada a su dilema. Pasaron un par de segundos más, y la resolución del muchacho se hizo más firme, por lo que decidió apostarlo todo en una sola pregunta. - ¿Qué hay de usted, Einzbern-san? Si es que desea compartirlo conmigo, claro está. - Había procurado dejarle saber que no era necesario que respondiese si no quería hacerlo, para que entendiese que su pregunta había surgido por curiosidad hacia ella, sin ningún motivo oculto detrás de sus intenciones. Su sonrisa, siempre visible en aquel apacible rostro, seguía siendo amable y tranquila, mientras que sus violáceos orbes seguían clavados en los de la joven, aguardando pacientemente a que la misma se decidiese, o no, a contestarle. Para él, algo era seguro, y eso era que había sido una buena idea el haber salido a pasear esa noche.
- Off:
- No te preocupes n_n
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Re: Explorando un poco... [Libre~]
Era agradable notar como aquel joven sonreía ante las pocas y vagas palabras de ella, pareciera como si cada una de las frases le hiciera recordar algo al joven, o tal vez era simplemente su imaginación, aquella sonrisa animada que aparecía en el joven era grata y le inspiraba mas confianza, realmente estaba disfrutando de aquella platica al igual que ella. Que el la escuchara atentamente era otro punto a su favor, ella no conocía a mucha gente y mucho menos a hombres con los cuales pudiera platicar tranquila, siempre había sido poner en practica sus habilidades pero nunca disfrutaba del manipular hombres, quería conocerlos, descubrir su ser, sus pensamientos su identidad, y de alguna manera, poder encontrar a alguien que pudiese, en cierto modo, robarle el corazón, mucho tempo sola comenzaba a entristecerle, tal vez tenia otras cosas en que pensar, pero un cariño, un abrazo, un detalle nunca esta demás inclusive, ya había olvidado lo que se sentía la calidez de un abrazo, lo cual, su mente traicionera jugandole mal hizo que se abrazara a si misma. Aunque amase la soledad, la joven muchas veces llego a tener en sus pensamientos mas locos y profundos la idea de compartir aquellos momentos serenos con otra persona, que aquellas noches La única pareja no fuera la luna y las estrellas, aunque sus ojos estaban abiertos y posados en el chico, no veían nada en especial, perdidos en ninguna parte por un momento, tratando de aislarse en ese instante pues eran temas que no podía compartir con alguien a quien apenas había conocido. Reaccionó a las palabras del joven, haciendo que su mirada sin rumbo se posara en la de él escuchando cada una de las palabras del joven. Parecía ser que sus gustos eran algo parecidos, lo cual le aliviaba pues era una pista del como poder tratarlo. “compañía agradable” una etiqueta que para ella fue en cierta forma buena, pues caerle bien al joven era lindo. Aquella voz del joven era realmente grata, le hacia sonreír olvidándose de todo incluso del como poco a poco la sensación de calor invadía su cuerpo, aquella sensación que estuvo evitando sentir durante todo ese tiempo gracias a aquel medicamento el cual, por decisión propia dejo de tomar, comenzaba a sentirse mal pero no hizo caso, trato de ignorar esa sensación, al fin de cuentas, era imposible que siguiera enferma después de todo este tiempo. o al menos eso creía...
La joven por naturaleza no pudo evitar que un leve rubor por aquellas gratas palabras apareciera en aquellas un tanto pálidas mejillas. Negando levemente con la cabeza desviando ligeramente la mirada con una sonrisa, abrió su boca para responder ante aquella disculpa-Descuide…-Dijo serena- No se preocupe, no se disculpe, soy yo quien e agradece pues realmente ha sido grato y agradable cada momento a su lado…-Dijo un tanto nerviosa pues no sabia como actuar ante la situación. Sin darse cuenta del leve sonrojo, esta soltó un leve suspiro pues comenzaba a ponerse mas nerviosa, no sabia que hacer o como actuar, aunque ciertamente, como toda una dama trato de disimularlo lo cual logró perfectamente, no perdería la compostura por sensaciones de un momento con alguien recién conocido. “Un simple estudiante” Sin entender, aquella respuesta le hizo sentirse extraña, aliviada pero a la vez confundida, un joven con tal madurez solo un estudiante. “Dieciocho años de edad” Una clara diferencia de edades era presente, no le importo a ella, pues no estaba en ese lugar para buscar una pareja o algo por el estilo, no sentía la urgencia de hacerlo aunque no sabia que pasaría en aquel lugar, en aquel futuro incierto, asi como podría dormir y despertar a la mañana siguiente, podría ser que durmiera y no pudiera despertar nunca mas. “La vida puede irse en un suspiro” Palabras que había escuchado en el hospital en el que había estado años atrás, palabras que no olvidaba, no olvidaría, pues el casi morir con el miedo de ni siquiera despedirse de quien estuvo enamorada en aquel tiempo, sentía como le comía el alma, palabras que le hacían meditar y dejar de apegarse al futuro, disfrutando el presente. Aquellos pensamientos fueron cortados por una pregunta un tanto certera, ciertamente ella ya se la esperaba. Solo suspiró y esbozo una sonrisa posando sus ojos en el joven tratando de disimular ese dolor que le quemaba por dentro-
¿Yo? –Dijo tranquila- Solamente soy una Master… –Sin dejar de sonreír en ningún momento evitando dar su edad pues no lo veía correcto, no era propio de una dama decirlo, pues así le habían enseñado, pero, algo dentro de ella simplemente “la obligó”- Con tan solo veintitrés años de edad… –Alzando la mirada al cielo, esbozo una mas grande sonrisa tratando de ocultar sus húmedos ojos- Y espero que sean muchos años mas… No me gustaría morir joven… No ahora… –Calló de golpe al darse cuenta de que había dicho aquello que se estaba guardando para si misma, después de todo, desde que estuvo perdida en aquellos pasillos, comenzaba a sentirse mal, su salud no estaba bien, tal parece que el dejar de tomar su medicamento no había sido muy buena idea. Claro no tendría que dar explicaciones del por que había dicho eso. ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar?, seguía sintiéndose mal, aumentaba el malestar. Agacho un poco su cabeza llevando su mano a su frente- Perdone… –Dijo sin aliento pues comenzaba a sentirse agotada, culpa de su enfermedad- Creo que será mejor me retire… –Susurro en un ligero hilo de voz. Sin poder evitarlo, comenzó a jadear. Cerró con fuerza sus ojos pues los malestares aumentaban, su cuerpo dejó de responder. Apretó con fuerza la quijada y un extraño hormigueo invadió su cuerpo-No… No ahora… –Pensó desesperada- ¿Por qué ahora y enfrente de el?... –Dijo encorvando levemente su cuerpo sin dejar de tocar su frente con la diestra y su estomago con la zurda, su cuerpo, comenzaba a temblar, sus cabellos cubrieron parte de su rostro e inevitablemente se notaba como el sudor comenzaba a aparecer y caer por su rostro y cuerpo, cerrando con mas fuerza sus ojos, el jadeo aumentaba, sentía como se desvanecía pero su orgullo no le permitía ponerse mal enfrente de aquel joven, abriendo su ojo izquierdo pues el derecho era cubierto con su mano, no pudo mas y solo con su ultimo aliento aun estando consiente, observó al chico con una ligera sonrisa- A-Ayúdeme… –Susurró para así, desvanecerse y no saber nada mas de ella dejándose caer. Inconsciente, jadeante, con una notable fiebre.-
La joven por naturaleza no pudo evitar que un leve rubor por aquellas gratas palabras apareciera en aquellas un tanto pálidas mejillas. Negando levemente con la cabeza desviando ligeramente la mirada con una sonrisa, abrió su boca para responder ante aquella disculpa-Descuide…-Dijo serena- No se preocupe, no se disculpe, soy yo quien e agradece pues realmente ha sido grato y agradable cada momento a su lado…-Dijo un tanto nerviosa pues no sabia como actuar ante la situación. Sin darse cuenta del leve sonrojo, esta soltó un leve suspiro pues comenzaba a ponerse mas nerviosa, no sabia que hacer o como actuar, aunque ciertamente, como toda una dama trato de disimularlo lo cual logró perfectamente, no perdería la compostura por sensaciones de un momento con alguien recién conocido. “Un simple estudiante” Sin entender, aquella respuesta le hizo sentirse extraña, aliviada pero a la vez confundida, un joven con tal madurez solo un estudiante. “Dieciocho años de edad” Una clara diferencia de edades era presente, no le importo a ella, pues no estaba en ese lugar para buscar una pareja o algo por el estilo, no sentía la urgencia de hacerlo aunque no sabia que pasaría en aquel lugar, en aquel futuro incierto, asi como podría dormir y despertar a la mañana siguiente, podría ser que durmiera y no pudiera despertar nunca mas. “La vida puede irse en un suspiro” Palabras que había escuchado en el hospital en el que había estado años atrás, palabras que no olvidaba, no olvidaría, pues el casi morir con el miedo de ni siquiera despedirse de quien estuvo enamorada en aquel tiempo, sentía como le comía el alma, palabras que le hacían meditar y dejar de apegarse al futuro, disfrutando el presente. Aquellos pensamientos fueron cortados por una pregunta un tanto certera, ciertamente ella ya se la esperaba. Solo suspiró y esbozo una sonrisa posando sus ojos en el joven tratando de disimular ese dolor que le quemaba por dentro-
¿Yo? –Dijo tranquila- Solamente soy una Master… –Sin dejar de sonreír en ningún momento evitando dar su edad pues no lo veía correcto, no era propio de una dama decirlo, pues así le habían enseñado, pero, algo dentro de ella simplemente “la obligó”- Con tan solo veintitrés años de edad… –Alzando la mirada al cielo, esbozo una mas grande sonrisa tratando de ocultar sus húmedos ojos- Y espero que sean muchos años mas… No me gustaría morir joven… No ahora… –Calló de golpe al darse cuenta de que había dicho aquello que se estaba guardando para si misma, después de todo, desde que estuvo perdida en aquellos pasillos, comenzaba a sentirse mal, su salud no estaba bien, tal parece que el dejar de tomar su medicamento no había sido muy buena idea. Claro no tendría que dar explicaciones del por que había dicho eso. ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar?, seguía sintiéndose mal, aumentaba el malestar. Agacho un poco su cabeza llevando su mano a su frente- Perdone… –Dijo sin aliento pues comenzaba a sentirse agotada, culpa de su enfermedad- Creo que será mejor me retire… –Susurro en un ligero hilo de voz. Sin poder evitarlo, comenzó a jadear. Cerró con fuerza sus ojos pues los malestares aumentaban, su cuerpo dejó de responder. Apretó con fuerza la quijada y un extraño hormigueo invadió su cuerpo-No… No ahora… –Pensó desesperada- ¿Por qué ahora y enfrente de el?... –Dijo encorvando levemente su cuerpo sin dejar de tocar su frente con la diestra y su estomago con la zurda, su cuerpo, comenzaba a temblar, sus cabellos cubrieron parte de su rostro e inevitablemente se notaba como el sudor comenzaba a aparecer y caer por su rostro y cuerpo, cerrando con mas fuerza sus ojos, el jadeo aumentaba, sentía como se desvanecía pero su orgullo no le permitía ponerse mal enfrente de aquel joven, abriendo su ojo izquierdo pues el derecho era cubierto con su mano, no pudo mas y solo con su ultimo aliento aun estando consiente, observó al chico con una ligera sonrisa- A-Ayúdeme… –Susurró para así, desvanecerse y no saber nada mas de ella dejándose caer. Inconsciente, jadeante, con una notable fiebre.-
Irisviel Von Einzbern- Clasificación : Master
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Re: Explorando un poco... [Libre~]
Al parecer, la charla no era tan solo grata para él, si no también para la muchacha, la cual lo demostraba devolviendo aquellas sonrisas que el samurai le obsequiaba, además de mostrar una expresión facial bastante amable, como si estuviese cómoda con la situación. El muchacho esperaba no estar molestándola ni interrumpiendo la soledad que la joven tanto parecía apreciar, dado a que, irrumpir en los gustos de otros le haría sentir bastante mal, más aún cuando se trataba de una dama tan cordial y amable como Irisviel. Observó como se abrazaba a sí misma momentáneamente, acto que desconcertó un poco al muchacho, quién no hizo más que darle un par de vueltas a esa interrogante en su mente antes de lanzarla al oscuro vacío de su subconsciente, ya que, por más que le pesase, no era de su incumbencia que era lo que estaba haciendo la joven ni lo que quería lograr con ello; fuese porque tenía frío o porque no se encontraba muy a gusto con el ambiente, o por razones que él no podría ser capaz de comprender, razones que le mantenían callado, y observante. Pasaron unos momentos antes de que la muchacha volviese a observarle, ya que había notado como su mirada se había perdido, como si estuviese recordando el pasado o sumergiéndose en pensamientos demasiado intrincados como para compartirlos; y, momentos después, la muchacha respondió diciéndole que podía estar tranquilo y que no debía molestarse, ya que realmente se sentía a gusto compartiendo la velada con el joven, y eso, en el samurai, había provocado una radiante felicidad y un alivio tremendo, ya que ahora sabía que no estaba incomodándola ni incordiándola con su platica ni su presencia.
Captó también otro detalle, un ligero tinte carmesí en las pálidas mejillas de la joven, aunque teniendo en cuenta la oscuridad que les rodeaba y la luz que se cernía sobre ellos gracias a la luna, no podía decir con exactitud si realmente la muchacha se había sonrojado o si los orbes del samurai estaban viendo cosas que no eran; fuese por el horario y el cansancio, o por la luz y los reflejos de la misma en aquel oscuro patio. Luego de eso, la joven pareció volver a plantearse un par de cosas en su mente, lo cual fue aprovechado por el muchacho para observar un poco el entorno, sin una razón en particular, solo para deleitarse con el panorama mientras aguardaba pacientemente una reacción por parte de la joven. Para su suerte, aquella reacción no tardó en llegar, ya que la muchacha decidió responder a la interrogante anteriormente formulada por el de violáceos cabellos, respondiéndole que “solamente” era una Master. Aquello le sorprendió, ya que no habría pensado que se tratase de un rango tan prestigioso en la academia; no por sus apariencias ni su forma de ser, si no porque se le hacía muy... Como decirlo, linda, o adorable, como para ostentar el mismo cargo que personas frías, firmes y tan rigurosas que hasta llegaban a dar miedo. No se podía juzgar por las apariencias, y se disculpó mentalmente con la joven en caso de que aquello pudiese resultarle ofensivo, aunque su intención no era la de ofenderla ni mucho menos. También le dejó saber su edad, veintitrés años... Era bastante joven, tal y como su apariencia lo indicaba, pero que fuese cinco años mayor que él fue algo que le hizo un tanto de gracia, ya que él la había creído un par de años más joven, por su actitud y su belleza. Aunque claro, aquello no era nada malo, y se lo dejaría saber. - Debo admitir que la academia sería mucho más disfrutable si todos los Master fuesen como usted, Einzbern-san. - Expresó sonriendo con amabilidad, dejándole en claro que su actitud y forma de ser habían agradado en demasía al muchacho; sin contar sus apariencias, algo que no diría por cortesía, ya que podía ser tomado como un casanova más en caso de que elogiase la belleza de la dama con tan solo haberle conocido hacía unos minutos atrás.
La conversación pareció ser animada y amigable hasta que se presentó un súbito y algo extraño comentario por parte de la muchacha, la cual decía no querer morir tan joven, como si tuviese alguna razón en particular como para haber dicho algo tan ominoso. ¿Estaría su vida en peligro?, ¿Asesinos?, ¿Enfermedad? Las dudas no paraban de surgir en la mente del muchacho, el cual tomó una gran bocanada de aire y la dejó salir casi al instante en un lento y apaciguador suspiro, calmándose un poco para analizar la situación con más detenimiento. Sin embargo, una acción por parte de la joven bastó como para que el samurai volviese a prestar su entera atención en ella, y eso había sido el como había llevado una de sus manos hasta su rostro. ¿Le dolía la cabeza? No pudo siquiera responderse a sí mismo cuando la voz de la joven volvió a llegar a sus oídos. Al parecer, iba a retirarse, y no era para menos teniendo en cuenta el estado físico en el que se encontraba, jadeando y sujetándose la cabeza como si la misma estuviese doliéndole. Aquello tomó desprevenido, por unos segundos, al muchacho de violáceos cabellos, el cual quiso elevar su voz para preguntarle si necesitaba ayuda; pero, aquello no fue necesario, ya que la misma joven susurró un pedido de auxilio, casi inaudible, pero perfectamente captado por el samurai. Un par de milisegundos tardó el joven en desplazarse desde donde estaba hasta donde la muchacha, flexionando una de sus piernas al tiempo que extendía ambos brazos y la atrapaba gentilmente, antes de que siquiera sus cabellos tocasen el suelo. Sin dilación alguna, rodeó a la joven por la espalda y el lado opuesto de las rodillas, cargándola como a una princesa, al tiempo que le decía con una voz amable pero llena de seguridad y confianza. - No se preocupe, Einzbern-san; la llevaré a la enfermería de inmediato. - Sonrió a la ahora desmayada joven, habiéndole hablado aunque estuviese inconsciente, ya que esperaba que sus palabras pudiesen llegarle aún cuando no estaba en condiciones de escucharlo. ¿Cómo? No lo sabía, simplemente creía en que su voz sería capaz de alcanzar a la joven, para así intentar tranquilizarla y que descansase con seguridad.
Poco tardó en comenzar a caminar nuevamente hacia el interior de la academia, con pasos rápidos pero moderados, dado a que no podía ir muy rápido cargando a una persona que se sentía mal, más que nada para no empeorar la situación de la persona en sí. Recorrió los pasillos con fluidez, como si los recordase de memoria, mientras su espada repiqueteaba suavemente contra el suelo y hacía eco con las paredes de aquellos angostos corredores; aunque por suerte, no eran sonidos lo suficientemente fuertes como para despertar a la bella durmiente. Uno o dos minutos después, llegó a la enfermería, donde la enfermera nocturna se encargó de la situación, desde poner a la joven en la cama, medir su temperatura, limpiarle el sudor y arroparla para que descansase con un paño húmedo en su frente; todo eso luego de haber echado al samurai fuera de la sala, claro está. Al cabo de un rato, la enfermera le dejó pasar, por lo que el muchacho de violáceos cabellos se sentó en una silla cercana a la cama donde dormitaba la joven, observándole con una sonrisa mientras pensaba en lo bueno que sería que la muchacha se recuperase; y sintiéndose algo culpable también, ya que tal vez aquel malestar habría sido provocado por haber estado en el frío mucho tiempo, y eso de seguro era a causa de que el joven la había estado entreteniendo de lo que tuviese que hacer. Suspiró algo preocupado y se quedó observando a la joven, más concretamente su rostro, angelical y sereno como pocos, tan atractivo y cautivador que se le hacía difícil hasta a él separar sus ojos de ella; pero, pensando en eso, sonrió algo más gentilmente y se quedó en silencio, esperando a que el tiempo pasase, y que la joven recobrase la consciencia.
Captó también otro detalle, un ligero tinte carmesí en las pálidas mejillas de la joven, aunque teniendo en cuenta la oscuridad que les rodeaba y la luz que se cernía sobre ellos gracias a la luna, no podía decir con exactitud si realmente la muchacha se había sonrojado o si los orbes del samurai estaban viendo cosas que no eran; fuese por el horario y el cansancio, o por la luz y los reflejos de la misma en aquel oscuro patio. Luego de eso, la joven pareció volver a plantearse un par de cosas en su mente, lo cual fue aprovechado por el muchacho para observar un poco el entorno, sin una razón en particular, solo para deleitarse con el panorama mientras aguardaba pacientemente una reacción por parte de la joven. Para su suerte, aquella reacción no tardó en llegar, ya que la muchacha decidió responder a la interrogante anteriormente formulada por el de violáceos cabellos, respondiéndole que “solamente” era una Master. Aquello le sorprendió, ya que no habría pensado que se tratase de un rango tan prestigioso en la academia; no por sus apariencias ni su forma de ser, si no porque se le hacía muy... Como decirlo, linda, o adorable, como para ostentar el mismo cargo que personas frías, firmes y tan rigurosas que hasta llegaban a dar miedo. No se podía juzgar por las apariencias, y se disculpó mentalmente con la joven en caso de que aquello pudiese resultarle ofensivo, aunque su intención no era la de ofenderla ni mucho menos. También le dejó saber su edad, veintitrés años... Era bastante joven, tal y como su apariencia lo indicaba, pero que fuese cinco años mayor que él fue algo que le hizo un tanto de gracia, ya que él la había creído un par de años más joven, por su actitud y su belleza. Aunque claro, aquello no era nada malo, y se lo dejaría saber. - Debo admitir que la academia sería mucho más disfrutable si todos los Master fuesen como usted, Einzbern-san. - Expresó sonriendo con amabilidad, dejándole en claro que su actitud y forma de ser habían agradado en demasía al muchacho; sin contar sus apariencias, algo que no diría por cortesía, ya que podía ser tomado como un casanova más en caso de que elogiase la belleza de la dama con tan solo haberle conocido hacía unos minutos atrás.
La conversación pareció ser animada y amigable hasta que se presentó un súbito y algo extraño comentario por parte de la muchacha, la cual decía no querer morir tan joven, como si tuviese alguna razón en particular como para haber dicho algo tan ominoso. ¿Estaría su vida en peligro?, ¿Asesinos?, ¿Enfermedad? Las dudas no paraban de surgir en la mente del muchacho, el cual tomó una gran bocanada de aire y la dejó salir casi al instante en un lento y apaciguador suspiro, calmándose un poco para analizar la situación con más detenimiento. Sin embargo, una acción por parte de la joven bastó como para que el samurai volviese a prestar su entera atención en ella, y eso había sido el como había llevado una de sus manos hasta su rostro. ¿Le dolía la cabeza? No pudo siquiera responderse a sí mismo cuando la voz de la joven volvió a llegar a sus oídos. Al parecer, iba a retirarse, y no era para menos teniendo en cuenta el estado físico en el que se encontraba, jadeando y sujetándose la cabeza como si la misma estuviese doliéndole. Aquello tomó desprevenido, por unos segundos, al muchacho de violáceos cabellos, el cual quiso elevar su voz para preguntarle si necesitaba ayuda; pero, aquello no fue necesario, ya que la misma joven susurró un pedido de auxilio, casi inaudible, pero perfectamente captado por el samurai. Un par de milisegundos tardó el joven en desplazarse desde donde estaba hasta donde la muchacha, flexionando una de sus piernas al tiempo que extendía ambos brazos y la atrapaba gentilmente, antes de que siquiera sus cabellos tocasen el suelo. Sin dilación alguna, rodeó a la joven por la espalda y el lado opuesto de las rodillas, cargándola como a una princesa, al tiempo que le decía con una voz amable pero llena de seguridad y confianza. - No se preocupe, Einzbern-san; la llevaré a la enfermería de inmediato. - Sonrió a la ahora desmayada joven, habiéndole hablado aunque estuviese inconsciente, ya que esperaba que sus palabras pudiesen llegarle aún cuando no estaba en condiciones de escucharlo. ¿Cómo? No lo sabía, simplemente creía en que su voz sería capaz de alcanzar a la joven, para así intentar tranquilizarla y que descansase con seguridad.
Poco tardó en comenzar a caminar nuevamente hacia el interior de la academia, con pasos rápidos pero moderados, dado a que no podía ir muy rápido cargando a una persona que se sentía mal, más que nada para no empeorar la situación de la persona en sí. Recorrió los pasillos con fluidez, como si los recordase de memoria, mientras su espada repiqueteaba suavemente contra el suelo y hacía eco con las paredes de aquellos angostos corredores; aunque por suerte, no eran sonidos lo suficientemente fuertes como para despertar a la bella durmiente. Uno o dos minutos después, llegó a la enfermería, donde la enfermera nocturna se encargó de la situación, desde poner a la joven en la cama, medir su temperatura, limpiarle el sudor y arroparla para que descansase con un paño húmedo en su frente; todo eso luego de haber echado al samurai fuera de la sala, claro está. Al cabo de un rato, la enfermera le dejó pasar, por lo que el muchacho de violáceos cabellos se sentó en una silla cercana a la cama donde dormitaba la joven, observándole con una sonrisa mientras pensaba en lo bueno que sería que la muchacha se recuperase; y sintiéndose algo culpable también, ya que tal vez aquel malestar habría sido provocado por haber estado en el frío mucho tiempo, y eso de seguro era a causa de que el joven la había estado entreteniendo de lo que tuviese que hacer. Suspiró algo preocupado y se quedó observando a la joven, más concretamente su rostro, angelical y sereno como pocos, tan atractivo y cautivador que se le hacía difícil hasta a él separar sus ojos de ella; pero, pensando en eso, sonrió algo más gentilmente y se quedó en silencio, esperando a que el tiempo pasase, y que la joven recobrase la consciencia.
Sasaki Kojirõ- Clasificación : Butei - Estudiante
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Re: Explorando un poco... [Libre~]
-Tras quedar inconsciente, no supo nada más de ella, su cuerpo, un simple recipiente donde se encontraba aquella alma, aquellos pensamientos y sensaciones no era mas que un objeto que estaba inmóvil. Reflejos propios del cuerpo como respirar y que el propio corazón latiera seguían presentes. Muy dentro de ella, es como si no hubiese pasado nada. Lentamente, fragmentos de sus recuerdos desfilaban uno tras otro, como si estuviera viviendo nuevamente todos y cada uno de ellos. Se veía a si misma y por dentro sonreía. No sabía que pasaría después de eso. Ella no tenia idea de su situación actual pero algo era seguro. Estaba feliz. Era una felicidad extraña pues hacia tiempo no sentía algo parecido. ¿Qué pasaba?... ¿Acaso aquella charla era la culpable?... Poco a poco fue recordando aquella platica, desde el como ella, por un tanto de descuido se había perdido en aquellos pasillos. En como aquel joven le había encontrado y ayudado a salir. Todas y cada una de las palabras dichas, en esos extraños cruces de miradas, aquel sonrojo y el como poco a poco aquel joven iba ganando la confianza de la joven. Aquella voz, totalmente singular pues hacia tiempo no había escuchado algo parecido. Agradecía a quien fuera que hubiera puesto a ese joven en su camino, pues, poco a poco, comenzaba a tomar conciencia del como estaba. Intentó despertar y no pudo, a igual que intento articular alguna palabra. Simplemente no podía moverse. Poco a poco comenzó a escuchar todo lo que había alrededor, Sintió como con un ligero trapo limpiaban su rostro, el como era recostada en una cama y como estaba siendo atendida. Sin despertar, se valía de sus instintos y sentidos para imaginar aquel escenario.
Tras unos minutos, ella comenzó a tratar de abrir sus ojos. Poco a poco, dejo ver aquellos ojos color carmesí los cuales, siendo al techo, trataban de enfocar la vista, volteó ligeramente a la izquierda, después a la derecha. El echo de ella viese borroso, solo pudo divisar una especie de sombra que le observaba. Parpadeo un par de veces con esfuerzo y pudo apreciar a aquel joven que le había acompañado desde aquel encuentro hasta ese momento. Varias interrogantes comenzaron a vagar por su cabeza. En silencio, clavo su mirada en la de aquel joven, tratando de armar una oración al menos. Tomó un poco de aire, y con una leve sonrisa, abrió aquellos labios y con un tenue hilo de voz apenas dijo- ¿Dónde… Estoy?...-Apenas si fue audible. Como pudo, logró levantar su mano ligeramente esperanzada a que el joven la tomara. ¿Por qué lo hizo?... Tal vez inconscientemente era su manera de agradecer, o tal vez, se sentía segura, pues en ese estado, débil, era un blanco fácil. Sus malestares poco a poco iban pasando pero la debilidad continuaba, con una mirada cansada pero serena, no dejaba de ver al joven a los ojos, regalándole una sonrisa pues era lo único posible para ella en esos momentos.- ¿T-Tu me trajiste a este lugar?... –dijo tras tomar otro poco de aire. Segundos después, cayó en cuenta que se había dirigido con el joven de manera informal- Perdona… –Cerró sus ojos un momento- ¿Usted, me trajo a este lugar?... –Rectificó pues por respeto no podía llamarle de esa manera, aunque hubiera confianza, ella era una master y el un estudiante. Por reglas de etiqueta debía ser de esa manera. Algo apenada observaba al joven esperando le contestara a sus preguntas, jamás quiso ser una carga pero ahora, se sentía extraña por varias circunstancias. Un hombre le cuidaba, y de cierta manera, era la primera vez que despertaba y veía a alguien a su lado. Esbozando una sonrisa por darse cuenta de ese ligero detalle, no apartó la mirada de la del joven ni un segundo, esperando a las respuestas para así, saber que hacer o como actuar.
Tras unos minutos, ella comenzó a tratar de abrir sus ojos. Poco a poco, dejo ver aquellos ojos color carmesí los cuales, siendo al techo, trataban de enfocar la vista, volteó ligeramente a la izquierda, después a la derecha. El echo de ella viese borroso, solo pudo divisar una especie de sombra que le observaba. Parpadeo un par de veces con esfuerzo y pudo apreciar a aquel joven que le había acompañado desde aquel encuentro hasta ese momento. Varias interrogantes comenzaron a vagar por su cabeza. En silencio, clavo su mirada en la de aquel joven, tratando de armar una oración al menos. Tomó un poco de aire, y con una leve sonrisa, abrió aquellos labios y con un tenue hilo de voz apenas dijo- ¿Dónde… Estoy?...-Apenas si fue audible. Como pudo, logró levantar su mano ligeramente esperanzada a que el joven la tomara. ¿Por qué lo hizo?... Tal vez inconscientemente era su manera de agradecer, o tal vez, se sentía segura, pues en ese estado, débil, era un blanco fácil. Sus malestares poco a poco iban pasando pero la debilidad continuaba, con una mirada cansada pero serena, no dejaba de ver al joven a los ojos, regalándole una sonrisa pues era lo único posible para ella en esos momentos.- ¿T-Tu me trajiste a este lugar?... –dijo tras tomar otro poco de aire. Segundos después, cayó en cuenta que se había dirigido con el joven de manera informal- Perdona… –Cerró sus ojos un momento- ¿Usted, me trajo a este lugar?... –Rectificó pues por respeto no podía llamarle de esa manera, aunque hubiera confianza, ella era una master y el un estudiante. Por reglas de etiqueta debía ser de esa manera. Algo apenada observaba al joven esperando le contestara a sus preguntas, jamás quiso ser una carga pero ahora, se sentía extraña por varias circunstancias. Un hombre le cuidaba, y de cierta manera, era la primera vez que despertaba y veía a alguien a su lado. Esbozando una sonrisa por darse cuenta de ese ligero detalle, no apartó la mirada de la del joven ni un segundo, esperando a las respuestas para así, saber que hacer o como actuar.
Irisviel Von Einzbern- Clasificación : Master
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Re: Explorando un poco... [Libre~]
Esperar era algo que se le daba muy bien a Kojirõ, después de todo, la quietud y la calma eran sus más grandes aliadas, y la paciencia una de sus peculiares virtudes. Mientras aguardaba, había cerrado sus parpados suavemente, para no quedarse viendo a la durmiente muchacha, por educación y para no incomodarla, ya que cuando uno dormía era cuando se veía más indefenso, y eso tendía a hacer que las personas intentasen no mostrarse delante de otros en ese estado; además, tenía la sensación de que si seguía observándola se quedaría embelezado con el cautivador atractivo de la misma. Pocos minutos pasaron antes de que sintiese el ligero sonido de las sabanas moviéndose, lo cual provocó que, por reflejo, sus parpados se abriesen y sus orbes se fijasen en la muchacha, la cual parecía haber despertado al fin, y la sonrisa que mostraba en su rostro dejaba en claro que había entendido la situación, al menos en parte. Al parecer, aún tenía dificultades para hablar, de seguro por falta de aire y/o fuerzas; pero pronto logró articular palabras, preguntando donde se encontraba mientras alzaba su mano, desconcertando un poco al muchacho. Tardó un par de segundos en darse cuenta de lo que sucedía, por lo que llevó ambas manos hacia la de la contraria y la rodeo con ellas, sujetándola con cuidado y gentileza al tiempo que le dedicaba una gentil sonrisa y comenzaba así a explicar lo sucedido. - Nos encontramos en la enfermería; la enfermera de turno le atendió espléndidamente, por lo que espero pueda recuperarse pronto. ¿Se siente bien?, ¿Necesita algo? - Culminó realizando un par de preguntas, algo preocupado ya que la muchacha acababa de despertar y aún se notaba un poco lo débil que estaba.
Se quedó sosteniendo aquella pequeña pero calida mano sin decir nada, simplemente sonriéndole a la paciente que se encontraba en la camilla, esperando pacientemente a que la misma reaccionase a sus palabras o le dijese algo. La voz de la joven, nuevamente, llegó a los oídos del muchacho más pronto de lo que esperaba, preguntándole de manera informal si él era el que la había llevado allí, para luego disculparse por su desliz, corrigiéndose y provocando que el samurai riese levemente por lo bajo, sin dejar de sonreír ni por un instante. Suspiró levemente, algo aliviado, ya que parecía estar bien, o al menos eso parecía para él; y sin perder el tiempo, decidió contestarle, con una voz amable y cordial. - En efecto, la traje aquí lo más rápido posible, ya que era la mejor opción. ¿O acaso hubiese preferido que la atendiese un samurai en vez de un médico? - Dijo bromeando, dándolo a entender en su tono de voz, el cual se tornó un tanto jovial al final. Y, antes de que el silencio volviese a presentarse entre ambos, sus labios volvieron a separarse para así dirigirle la palabra una vez más. - Y descuide, Einzbern-san. - Sonrió con gentileza, dejándole en claro que no se había molestado, ni mucho menos, al ser llamado de manera informal por la muchacha. Muchas personas le llamaban de esa manera, dado a que era bastante peculiar encontrar personas tan cordiales y con tan buenos modales como él o la misma joven; pero, por alguna razón, ser llamado así por ella había sido un tanto... Especial, por así decirlo, ya que de seguro no llamaba a muchos de esa manera, o al menos así lo creía el samurai. Sin darse cuenta, siguió sujetando la mano de la joven con las suyas, esperando pacientemente a que la joven respondiese o reaccionase, para saber si se encontraba bien o si necesitaba alguna cosa más; además de si quería avisar a algún familiar, un amigo, o a su novio si es que tenía, acerca de su condición actual.
Se quedó sosteniendo aquella pequeña pero calida mano sin decir nada, simplemente sonriéndole a la paciente que se encontraba en la camilla, esperando pacientemente a que la misma reaccionase a sus palabras o le dijese algo. La voz de la joven, nuevamente, llegó a los oídos del muchacho más pronto de lo que esperaba, preguntándole de manera informal si él era el que la había llevado allí, para luego disculparse por su desliz, corrigiéndose y provocando que el samurai riese levemente por lo bajo, sin dejar de sonreír ni por un instante. Suspiró levemente, algo aliviado, ya que parecía estar bien, o al menos eso parecía para él; y sin perder el tiempo, decidió contestarle, con una voz amable y cordial. - En efecto, la traje aquí lo más rápido posible, ya que era la mejor opción. ¿O acaso hubiese preferido que la atendiese un samurai en vez de un médico? - Dijo bromeando, dándolo a entender en su tono de voz, el cual se tornó un tanto jovial al final. Y, antes de que el silencio volviese a presentarse entre ambos, sus labios volvieron a separarse para así dirigirle la palabra una vez más. - Y descuide, Einzbern-san. - Sonrió con gentileza, dejándole en claro que no se había molestado, ni mucho menos, al ser llamado de manera informal por la muchacha. Muchas personas le llamaban de esa manera, dado a que era bastante peculiar encontrar personas tan cordiales y con tan buenos modales como él o la misma joven; pero, por alguna razón, ser llamado así por ella había sido un tanto... Especial, por así decirlo, ya que de seguro no llamaba a muchos de esa manera, o al menos así lo creía el samurai. Sin darse cuenta, siguió sujetando la mano de la joven con las suyas, esperando pacientemente a que la joven respondiese o reaccionase, para saber si se encontraba bien o si necesitaba alguna cosa más; además de si quería avisar a algún familiar, un amigo, o a su novio si es que tenía, acerca de su condición actual.
Sasaki Kojirõ- Clasificación : Butei - Estudiante
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Re: Explorando un poco... [Libre~]
-Aun confundida y algo desorientada observaba a aquel joven que le hacia compañía, era algo extraño pues no quería causar problema alguno, pero, se sentía tan indefensa que calló, no pidió al joven que se retirara a pesar, estaba a gusto con su compañía. Se sorprendió al sentir como aquel joven reacciono al movimiento de ella. Tomando la mano propia con las dos de el, esbozó una ligera sonrisa sin fuerza, pero de alguna manera, quería hacer saber al joven que ella estaba agradecida. El joven respondió a aquella pregunta. En la enfermería… Entonces pasó lo que ella quería evitar. Supongo era mas que obvio, pero para la peliblanca, simplemente era algo un tanto desagradable, pues de estar en una plática agradable y amena, termino en una tonta cama estando débil. El joven hizo un par de preguntas, las cuales, a pesar de ser por cortesía, hicieron que la femenina reaccionara un tanto impropiamente. Un leve rubor en sus mejillas apareció en su rostro pues le avergonzaba estar al cuidado de alguien a quien apenas si había conocido. Ella nunca quiso ser una carga para nadie, y mucho menos de un joven que apenas si había cruzado palabras y miradas con ella. –Asintió ante la primer pregunta, pues no tenia mucha fuerza como para hablar. Ante la pregunta, esta simplemente negó, pues estaba bien, aquel suero que le habían puesto, le estaba ayudando y estando en un lugar cálido y al cuidado de alguien era mas que suficiente.
Sus manos, seguían sosteniendo la de la joven. Estaba un poco frías pero no le importó pues poco a poco tomaron temperatura y comenzaron a estar un tanto cálidas. Aquel joven le había llevado a ese lugar, le estaba realmente agradecida. Ante aquella pregunta, quiso reír un poco pero la falta de fuerza se lo impidió. Una risa sin fuerza pero un tanto alegre se hizo escuchar pues era una pregunta un tanto curiosa y con un ligero toque de broma. Su sonrisa se tornó un tanto mas amplia al ver que había sido disculpada por aquella falta de respeto. La sonrisa del joven le tranquilizó nuevamente a lo que respondió de la misma manera. Inconscientemente, apretó levemente una de las manos del joven. No entendía que pasaba por su mente en esos momentos. El sentirse un tanto protegida y en confianza con alguien mas le hacia sentirse realmente bien. Era una especie de felicidad que no había sentido antes, a lo que entrando en razón, pudo notar el ambiente. Se había vuelto ameno y tranquilo nuevamente, sin contar que, en cierta forma, el estar tomada de la mano de alguien mas era algo realmente nuevo para ella. Algo nerviosa sin poder explicar el porque, abrió sus labios para dejar salir algunas palabras.- Am... Yo... –Dijo tratando de poner en orden sus ideas. El dolor acompañado de esos extraños sentimientos que le comenzaban a devorarle el pensamiento, le hacían sentirse un tanto torpe y lo peor de todo, no sabia como de reaccionar ante la situación.- Kojiro, le agradezco tome la molestia de cuidarme... –susurró en voz baja sin fuerza- No quiero ser una carga para usted. Debería ir a casa, en cuanto pueda ponerme de pie podre irme a casa... –dijo con una leve sonrisa tratando de hacer que el joven le creyera. Estando débil, tardaría al menos toda la noche, aun así, sentía la necesidad de saber que el joven no estaba en ese lugar como alguien obligado a cuidarle, pues no quería terminar siendo de cierta manera, vista como una indefensa.- Perdóneme… Por un descuido mío, aquella agradable platica terminó en esto, realmente, me siento muy apenada con usted… –Susurró con una expresión de angustia, realmente esperaba el joven no estuviera molesto, apretó su mano nuevamente esperando le respondiera cuando el cansancio le ganó, dejando caer su mano sin soltar la ajena. Cerró sus ojos y a pesar de estar en ese estado, podía escuchar y responder cualquier cosa. -
Sus manos, seguían sosteniendo la de la joven. Estaba un poco frías pero no le importó pues poco a poco tomaron temperatura y comenzaron a estar un tanto cálidas. Aquel joven le había llevado a ese lugar, le estaba realmente agradecida. Ante aquella pregunta, quiso reír un poco pero la falta de fuerza se lo impidió. Una risa sin fuerza pero un tanto alegre se hizo escuchar pues era una pregunta un tanto curiosa y con un ligero toque de broma. Su sonrisa se tornó un tanto mas amplia al ver que había sido disculpada por aquella falta de respeto. La sonrisa del joven le tranquilizó nuevamente a lo que respondió de la misma manera. Inconscientemente, apretó levemente una de las manos del joven. No entendía que pasaba por su mente en esos momentos. El sentirse un tanto protegida y en confianza con alguien mas le hacia sentirse realmente bien. Era una especie de felicidad que no había sentido antes, a lo que entrando en razón, pudo notar el ambiente. Se había vuelto ameno y tranquilo nuevamente, sin contar que, en cierta forma, el estar tomada de la mano de alguien mas era algo realmente nuevo para ella. Algo nerviosa sin poder explicar el porque, abrió sus labios para dejar salir algunas palabras.- Am... Yo... –Dijo tratando de poner en orden sus ideas. El dolor acompañado de esos extraños sentimientos que le comenzaban a devorarle el pensamiento, le hacían sentirse un tanto torpe y lo peor de todo, no sabia como de reaccionar ante la situación.- Kojiro, le agradezco tome la molestia de cuidarme... –susurró en voz baja sin fuerza- No quiero ser una carga para usted. Debería ir a casa, en cuanto pueda ponerme de pie podre irme a casa... –dijo con una leve sonrisa tratando de hacer que el joven le creyera. Estando débil, tardaría al menos toda la noche, aun así, sentía la necesidad de saber que el joven no estaba en ese lugar como alguien obligado a cuidarle, pues no quería terminar siendo de cierta manera, vista como una indefensa.- Perdóneme… Por un descuido mío, aquella agradable platica terminó en esto, realmente, me siento muy apenada con usted… –Susurró con una expresión de angustia, realmente esperaba el joven no estuviera molesto, apretó su mano nuevamente esperando le respondiera cuando el cansancio le ganó, dejando caer su mano sin soltar la ajena. Cerró sus ojos y a pesar de estar en ese estado, podía escuchar y responder cualquier cosa. -
Irisviel Von Einzbern- Clasificación : Master
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Re: Explorando un poco... [Libre~]
Las preguntas formuladas anteriormente por el samurai fueron contestadas no con palabras si no con gestos, ya que había asentido y negado a las preguntas con leves movimientos de su cabeza, de seguro por no tener la fuerza, o la resolución, como para hablar. De seguro se sentía avergonzada por haber sido llevada a la enfermería y estar siendo cuidada por aquel joven que no conocía en lo más mínimo, y eso él lo entendía bien, ya que cualquiera podía sentirse así en una situación como esa. Sin embargo, entendió que la muchacha le estaba agradecida, era como si los sentimientos de la misma hubiesen sido transferidos hacia él por aquella conexión que había entre sus manos, por más extraño que pareciese. El muchacho sonrió con gentileza y continuó observándola, sin decir nada, ya que no quería darle mucha charla ahora que había visto lo cansada que estaba; no quería hacerle hablar de más sin tener un motivo importante como para hacerlo. La joven rió, o intentó hacerlo, un poco ante la pregunta formulada por el muchacho anteriormente, a lo cual éste sonrió algo más animado, dado a que la joven parecía estar recuperándose un poco, con calma y lentitud. Entonces fue que sintió como la mano de la joven apretaba una de las suyas con un poco más de fuerza, y momentos después, escuchó la voz de la misma, la cual le agradecía por haberle cuidado y le decía que no quería ser una carga para él, indicándole que ya podía retirarse y que ella luego se iría por su cuenta.
Aquello era algo que el samurai veía venir, ya que, de seguro, el orgullo de la muchacha y la vergüenza de estar siendo cuidada por un desconocido le habían hecho sentirse apenada, y aunque sus intenciones fuesen buenas, ya que solo quería no ser una molestia para el samurai, éste iba a llevarle la contraria. - No tiene que agradecerme nada, Einz... No, Irisviel-san, pero las aceptaré para no rechazar su gentileza; solo quiero que sepa que hice lo que debía, y quería, hacer, al igual que lo estoy haciendo ahora. No estoy aquí porque me sienta obligado a ello, estoy a su lado porque deseo estarlo, y permaneceré en este sitio hasta que vea con mis propios ojos que puede ir a su casa sin problemas. - Expresó con un tono de voz serio, poco habitual en él, pero sin perder la gentileza y amabilidad que tanto le caracterizaba. Con eso, esperaba dejarle en claro que no estaba allí por obligación o por cordialidad, si no porque se preocupaba por ella, aunque solo se hubiesen conocido hacía unos minutos atrás. La voz de la muchacha volvió a ser escuchada, esta vez disculpándose por haber terminado de tal manera la conversación que tenían, pero, Kojirõ, respondió a eso sujetándole la mano con un poco más de fuerza, no tanta como para lastimarla, pero lo suficiente como para denotar el cambio en la firmeza de su apretón; y, sin perder el tiempo, dejó que sus palabras nuevamente fluyesen desde sus labios hasta los oídos de la joven. - No se disculpe, ni se sienta apenada; uno no controla su salud ni lo que puede suceder a su alrededor; son cosas que pasan, y me alegro haber estado allí cuando sucedió. ¿Qué habría pasado si hubiese estado sola en algún pasillo o en la calle? No quisiera imaginarlo, y por eso agradezco haber estado en el lugar y momento indicado. - Sonrió aún más radiantemente que antes, dejando en claro que realmente se sentía afortunado por haber podido ayudarle. La joven cerró sus ojos tras eso, de seguro para descansar un poco la vista o para intentar conciliar el sueño; pero aquello no era algo que ofendiese al muchacho ni mucho menos, es más, él quería que descansase para recobrar las fuerzas más rápido, pero estaba entreteniéndola demasiado como para ello. ¿Sería mejor irse y dejarla descansar? Dentro de él, quedarse o irse era una duda tan grande que su mente parecía estar librando una batalla entre ambas posibilidades; más, su forma de ser, ganó ante ambas, por lo que se quedaría allí aunque no fuese bien recibido, dado a que quería velar por la muchacha hasta que ésta se encontrase en condiciones lo suficientemente saludables. ¿Por qué? Ni él lo entendía, pero estaba claro que le había caído bien, y no quería verla en una situación así de nuevo.
Aquello era algo que el samurai veía venir, ya que, de seguro, el orgullo de la muchacha y la vergüenza de estar siendo cuidada por un desconocido le habían hecho sentirse apenada, y aunque sus intenciones fuesen buenas, ya que solo quería no ser una molestia para el samurai, éste iba a llevarle la contraria. - No tiene que agradecerme nada, Einz... No, Irisviel-san, pero las aceptaré para no rechazar su gentileza; solo quiero que sepa que hice lo que debía, y quería, hacer, al igual que lo estoy haciendo ahora. No estoy aquí porque me sienta obligado a ello, estoy a su lado porque deseo estarlo, y permaneceré en este sitio hasta que vea con mis propios ojos que puede ir a su casa sin problemas. - Expresó con un tono de voz serio, poco habitual en él, pero sin perder la gentileza y amabilidad que tanto le caracterizaba. Con eso, esperaba dejarle en claro que no estaba allí por obligación o por cordialidad, si no porque se preocupaba por ella, aunque solo se hubiesen conocido hacía unos minutos atrás. La voz de la muchacha volvió a ser escuchada, esta vez disculpándose por haber terminado de tal manera la conversación que tenían, pero, Kojirõ, respondió a eso sujetándole la mano con un poco más de fuerza, no tanta como para lastimarla, pero lo suficiente como para denotar el cambio en la firmeza de su apretón; y, sin perder el tiempo, dejó que sus palabras nuevamente fluyesen desde sus labios hasta los oídos de la joven. - No se disculpe, ni se sienta apenada; uno no controla su salud ni lo que puede suceder a su alrededor; son cosas que pasan, y me alegro haber estado allí cuando sucedió. ¿Qué habría pasado si hubiese estado sola en algún pasillo o en la calle? No quisiera imaginarlo, y por eso agradezco haber estado en el lugar y momento indicado. - Sonrió aún más radiantemente que antes, dejando en claro que realmente se sentía afortunado por haber podido ayudarle. La joven cerró sus ojos tras eso, de seguro para descansar un poco la vista o para intentar conciliar el sueño; pero aquello no era algo que ofendiese al muchacho ni mucho menos, es más, él quería que descansase para recobrar las fuerzas más rápido, pero estaba entreteniéndola demasiado como para ello. ¿Sería mejor irse y dejarla descansar? Dentro de él, quedarse o irse era una duda tan grande que su mente parecía estar librando una batalla entre ambas posibilidades; más, su forma de ser, ganó ante ambas, por lo que se quedaría allí aunque no fuese bien recibido, dado a que quería velar por la muchacha hasta que ésta se encontrase en condiciones lo suficientemente saludables. ¿Por qué? Ni él lo entendía, pero estaba claro que le había caído bien, y no quería verla en una situación así de nuevo.
Sasaki Kojirõ- Clasificación : Butei - Estudiante
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Re: Explorando un poco... [Libre~]
-Tras callar por un momento después de pedirle se retirara, este respondió a su petición. Le había llamado por su nombre, aunque con aquel sufijo de respeto, lo cual no le molestó en lo mas mínimo, y como era de esperarse, él lo había hecho por educación pero al marcar que el quería hacerlo, le sorprendió un poco, no esperaba tal gesto del joven. Deseaba estar al lado de una enferma, vaya joven, era realmente agradable. Entreabrió sus ojos con una ligera sonrisa. Cayó en cuenta de que el joven era un tanto protector o al menos eso parecía, lo cual se le hizo bastante interesante y de cierta manera linda pues desde que había salido de casa, no fue cuidada por nadie. Su tono de voz denotó seguridad y firmeza para lo que no tuvo otra elección más que aceptarlo. Suspiró y asintió pues desde la posición en la que estaba no seria muy fácil convencerle, aunque debía aceptar, era realmente agradable esa compañía. Pareciera como si se preocupara por la peliblanca, tal vez, simplemente era una preocupación normal hacia otra persona, nada fuera de lo común. Tras lo siguiente, el apretó un poco mas su mano con un poco más de fuerza lo que le hizo sorprender un poco captando totalmente s atención pero sin desearlo, nuevamente aquel ligero rubor apareció en su rostro. Pidió no se disculpara n se sintiera apenada, cosa que realmente era imposible. Tenia razón nadie puede controlar su actitud. Algo no estaba bien, el que le dijera eso, le hacia imaginar todas las posibilidades del que hubiere pasado de no ser por la ayuda del joven, lo cual, le hizo bajar la mirada como si le hubiesen regañado, un gesto un tanto infantil lo cual le hizo de cierta manera reflexionar. Levantó la mirada viéndole un tanto triste.- Tiene razón… Susurró como pudo, pero aquella sonrisa le hizo sonreír de igual manera. Seguido, cerró sus ojos se quedó en silencio unos momentos pues estaba realmente tranquila y relajada, a pesar de todo lo que había pasado, extrañamente se encontraba feliz.
Comenzó a quedarse dormida, el cansancio físico y mental había sido mucho ya. Sentía la necesidad de descansar pero no quería, no imaginaba el incomodar al joven, a pesar de sus palabras, la terca dama no quería hacerse a la idea del ser cuidada por alguien pues era algo nuevo relativamente, no sabia como reaccionar lo que le hacia ponerse un tanto nerviosa. Inconscientemente abrió sus labios musitando unas cuantas palabras, las cuales, fueron inaudibles para aquel joven de las cuales, lo único que pido escuchar fue el nombre del joven. Quedó en silencio el lugar. Solo se escuchaba la respiración de ambos. Ella, apretó nuevamente la mano del joven, y con algo de fiebre, la cual hacia que su sonrojo aumentara, abrió ligeramente sus ojos para verle de reojo- Kojirõ … –Le llamó en un susurro sonriéndole- En cuanto salga de aquí, permítame compensarle de alguna manera… -Susurraba de manera tranquila. Sentia que debía compensarle pero no encontraba la manera. Así que tras voltear a verle le preguntó- ¿Como podré agradecerle?... –Dijo con una voz suave esperando tranquilamente la respuesta-
Comenzó a quedarse dormida, el cansancio físico y mental había sido mucho ya. Sentía la necesidad de descansar pero no quería, no imaginaba el incomodar al joven, a pesar de sus palabras, la terca dama no quería hacerse a la idea del ser cuidada por alguien pues era algo nuevo relativamente, no sabia como reaccionar lo que le hacia ponerse un tanto nerviosa. Inconscientemente abrió sus labios musitando unas cuantas palabras, las cuales, fueron inaudibles para aquel joven de las cuales, lo único que pido escuchar fue el nombre del joven. Quedó en silencio el lugar. Solo se escuchaba la respiración de ambos. Ella, apretó nuevamente la mano del joven, y con algo de fiebre, la cual hacia que su sonrojo aumentara, abrió ligeramente sus ojos para verle de reojo- Kojirõ … –Le llamó en un susurro sonriéndole- En cuanto salga de aquí, permítame compensarle de alguna manera… -Susurraba de manera tranquila. Sentia que debía compensarle pero no encontraba la manera. Así que tras voltear a verle le preguntó- ¿Como podré agradecerle?... –Dijo con una voz suave esperando tranquilamente la respuesta-
- Off:
- Perdona que tarde en contestar, en el lugar en el que me encuentro no me dejan estar con la Lap mucho tiempo u.u
Irisviel Von Einzbern- Clasificación : Master
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Re: Explorando un poco... [Libre~]
- Off:
- No te preocupes, ya te lo he dicho varias veces xDDD
El samurai observaba a la joven sin decir nada, simplemente dedicándole una gentil y amable sonrisa mientras sujetaba la mano de la misma con las suyas. Se percató de que la joven abrió sus parpados y le observó a los ojos esperando una respuesta a sus anteriores palabras, pero lo único que recibió fue una sonrisa por parte de la joven, aunque eso no era del todo malo. El silencio había vuelto a reinar entre ellos, de seguro porque la joven estaba pensando en algo, o porque simplemente estaba descansando, por lo que Kojirõ no quiso perturbarle, acallando hasta sus pensamientos para poder canalizar toda su atención en aquella muchacha. Era algo extraño que estuviese tan pendiente de alguien que apenas conocía, por más amable y protector que fuese, pero la respuesta era obvia para él; la muchacha le agradaba, y por esa misma razón sentía la necesidad de cuidarla. Se dio cuenta de que la joven parecía un tanto sonrojada, algo que destacaba debido a su blanquecina piel, y sin percatarse realmente de lo que hacía, llevó su mano izquierda hasta la frente de la joven, para medir su temperatura corporal, al tiempo que susurraba con algo de preocupación. - Parece que su fiebre está volviendo... ¿Se siente bien? - Dijo frunciendo levemente el ceño, en señal de seriedad, pero sin dejar que su gentil sonrisa se desvaneciese de su rostro. Entonces, su mano se retrajo rápidamente, dado a que se había dado cuenta de lo familiar que estaba tratando a la joven, y no tardó en disculparse por ello. - Lo siento... Eso fue muy atrevido por mi parte. - Se disculpó con una voz apenada y sonriendo algo avergonzado, ya que eso podía tomarse como una falta de respeto, y no quería incordiar ni incomodar a la muchacha gracias a un desliz por su parte.
Pronto, la voz de la joven, algo apenada y triste, volvió a llegar a los oídos del samurai, lo cual provocó que la sonrisa del mismo se tornase más gentil que antes, mientras respondía con total amabilidad. - No se sienta mal, después de todo, las cosas resultaron bien. - Sonrió aún más, dejándole en claro que todo había salido bien, dado a que él había estado allí para llevarla a la enfermería; además, sentirse mal no la llevaría al pasado ni hubiese evitado que se desmayara, por lo que era mejor que dejara atrás esos pensamientos y sonriera. El silencio volvió a hacerse presente, como si quisiera interponerse entre ambos, aunque con o sin él estaba claro que no podrían retomar la apacible charla que habían tenido en el patio, al menos no de momento. La respiración de ambos era lo único que se escuchaba allí, tanto como para que el samurai comenzase a concentrarse, inconscientemente, en ella; aunque un apretón en su mano, por parte de la joven, hizo que volviese a la realidad, escuchando así la voz de la joven, la cual quería compensarle y le preguntaba como podría agradecerle. Era un gesto de gentileza muy grande, y eso alegraba al samurai, por lo que su respuesta no tardó en llegar, como si hubiese estado en sus labios desde hacía ya un largo tiempo. - Viva. Es lo único que podría pedirle. - Expresó con amabilidad y una sonrisa que podría ser icono de alabanzas por parte de la comunidad femenina; queriendo dejarle en claro que, lo único que quería a cambio de ayudarle, era que cuidase de su salud. No había olvidado las tristes y ominosas palabras que la joven había susurrado en el patio, acerca de no querer morir joven, por lo que, viendo el estado en el que se encontraba ahora, podía entenderlas un poco más. Su único deseo, luego de haberla visto de esa manera, era que pudiese seguir viviendo, y era algo que realmente deseaba, por más que la hubiese conocido hacía un muy corto tiempo atrás.
Sasaki Kojirõ- Clasificación : Butei - Estudiante
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