[Libre] En el apacible parque.

Italia, Adoraba su lugar de nacimiento; la salsa bolognesa y el ir a visita Roma era el sueño de cualquier turista que adorase visitar alguna vez el País de la Bota pero hoy no podía visitar Verona, sino más bien, visitar la ciudad en el cual, como Butei de Snipe podía visitar regularmente, ya sea por trabajo o por entretenimiento y hoy, no tenía nada mejor que hacer más que respirar aire fresco y libre del humo de las armas recién calentadas por los disparos de puntería, el olor a plomo quemado, saliendo del mismo humo de la boquilla del M-16 o de una Caravina M4 con mirador de 4 vistas de cambio rápido; lejos de todo eso, podía disfrutar de una buena visita al parque, ¿por qué no? Ver a niños jugar y caminar sin problema alguno, era de las cosas que disfrutaba cuando se requería.

Cuando hubo llegado al sitio, alzo sus brazos por encima de su cabeza y las estiró de tal forma que podía destensar sus brazos, ya que al bajarlos, podía sentir un cosquilleo a lo largo de estos y comenzar a caminar con tranquilidad. Aun sabiendo que habría tranquilidad, no había momento en que no llevase su 9mm y su bayoneta ocultas en su ahora ropa de civil, que consistía en una camisa de tirante gris con una falda de tablón, botines y un suéter de mezclilla; su sonrisa no desaparecía a medida que avanzaba más por el parque hasta llegar un poco lejos de donde estaba Kojirõ, sentándose en uno de los bancos de madera con bordes de acero que estaban regados por el parque, algunos estando bajo la sombra de grandes árboles, otorgando cierto aire fresco a los ciudadanos que querían escapar del calor. -¡"Perfetto"! este lugar es el indicado para descansar aunque sea unos minutos antes de seguir paseando.- exclamo la Italiana mientras, miraba a su alrededor con sus ojos azules, no esperando encontrarse con nada interesante, simplemente, relajación total, fuera de las instalaciones de la Academia. Así era Angelique, Snipe de Butei cuando se relajaba y disfrutaba un día libre de todo trabajo.

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Su sonrisa creció a medida en que veía a los niños junto con sus padres haciendo que recordara su infancia; bonita y especial, cuando jugaba con sus demás amigos y llegaba a su casa lista para bañarse y recibir una rica cena pasando tiempo familiar con sus padres. Ante aquellos recuerdos, no pudo evitar el enternecer su mirada al tiempo en que cerraba sus ojos para descansar un poco, aunque no dejaba de estar pendiente por si alguien se acercaba. En eso, escuchó un ruido que provocó que volviera a abrir sus ojos, para voltear a su costado izquierdo.

Al parecer, uno de los chicos que jugaba fútbol había pateado demasiado fuerte el balón que se adentró al pequeño prado que había detrás de los arbustos, así que, seguida y movida por su curiosidad, se acerco para ver que sucedía y por la expresión del chico parecía que había un hostil. Sin dudar se acerco cautelosa mente sin sacar su arma, tenía que asegurarse de que no fuese un enemigo y al parecer no lo era, no a su juicio aunque llevase una espada de pintas extrañas al igual que su ropa No parece peligroso pensó Sería interesante tratar con ese joven. Justó cuando se disponía a hablarle, había cerrado los ojos, dejándola en una situación en el cual, no sabía si interrumpir o esperar a que él terminara de hacer lo que estaba haciendo.

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Aun seguía en pie, intentando buscar alguna forma de tener una platica con aquél sujeto quien parecía estar en una especie de trance ¿Cómo lo llamaban los asiáticos? ¿Meditación?, ante esa palabra, siempre se imaginaba estar en alguno de los muchos prados o pequeños bosques que posee Sicilia, además de su arquitectura antigua y pacifica. Justo estaba pensando en uno de los castillos que estaban en esa isla cuando notó que el chico había abierto sus ojos, para observarle con mayor curiosidad, parecía alguien joven, guapo, de cabellos largos de un tono que pudo intuir que tenían un color azul por los pocos rayos de sol que salían de entre las hojas de los árboles, lo que más destacó ese sujeto y por lo tanto, que ella se sintiera sorprendente-mente relajada era ese semblante tranquilo y relajado; nunca había conocido a alguien así, pero, por la forma en como le habló hizo que arqueara una ceja y ladear su cabeza confundida ¿Ojou-san? ¿qué es eso?, entonces se dio cuenta que el era extranjero y que era bien portado. -O...¿qué? scusa giovanni, no quería molestarle, solo daba un paseo y no pude evitar ver a aquél joven estar parado en el mismo lugar donde ahora ando, así que quería ver que fue el motivo del susto por parte del contrario.- Respondió con voz suave y dulce, respondiéndole con cortesía como resultado de tener buena educación desde pequeña.

La curiosidad iba incrementando, al mismo tiempo en que seguía con su misma pregunta ¿será Butei o algún enemigo potencial? sea como fuese, ese chico, si fuese enemigo o no, básicamente era complicado el saberlo. Al termino de haber respondido, notó que el otro había cerrado de nueva cuenta sus ojos, ahora no sabia que hacer, ni siquiera entendía el porqué estaba hasta en una posición demasiado rara para ella, todo era confuso para Angy, claro, nunca ha tratado a ningún japonés, de hecho, no sabía que su ahora acompañante era un japonés, puesto que no sabía nada del dialecto japonés. Cuando iba a preguntar de donde era sus palabras fueron calladas ante la mirada clavada hacia su persona, haciendo que su cuerpo se destensara ante la amabilidad y confianza que irradiaba aquellos ojos azules. Entonces se percató de algo... Ningún civil portaría una espada, a menos que fuese Butei u otra cosa, podría ser todo menos un civil, eso hizo que sus sospechas crecieran, aunque ni en su mirada ni en su rostro se podía ver aquello, no quería parecer asustadiza; podía empezar con el interrogatorio pero no tenía intenciones de sonar obvia, así que decidió estar alerta, procurando recordar donde tenía guardadas al menos su pistola. Sea lo que sea, la actitud del otro le hacia dudar mucho que fuese un enemigo, ella no tenía ni la más mínima intención de causar un estrago demasiado grande y asustar a los civiles del parque ni mucho menos; no sabía que sentir o que decir, es decir... Ese chico era demasiado amable y caballeroso para concordar con algo, aun así, tendría cuidado de él no fuera que hiciera un movimiento en falso y provocara algo que conllevaría a una pelea.

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La joven se vio un tanto confundida ante lo dicho por el samurai, de seguro la parte de “Ojou-san”, algo que acostumbraba a decir pero que pocos entendían dado a que, en la academia, no todos eran de descendencia Japonesa o conocían ese dialecto; pero bueno, no podía evitarlo, era como un acto reflejo que le obligaba a llamar así a las damas que no conocía, aunque bien podría cambiar esa palabra por “señorita”, “princesa”, o “joven dama” , aunque lo segundo sonaría demasiado raro para un extranjero, por lo que se decantaría por alguna de las otras dos opciones. Escuchó entonces la voz de la joven, cortés y suave, agradable para los oídos del samurai, el cual ahora sonreía con gentileza y algo de diversión, ya que sus sospechas, acerca de haberle llamado “ojou-san”, habían sido bien infundadas. Parecía ser Italiana, por el acento y el par de palabras relacionadas al habla de dicho país, cosa que sabía por haber sido inculcado desde pequeño en varios idiomas y acerca de culturas diferentes; sin embargo, no era momento de pensar en ello, ya que la joven le había dirigido la palabra, y era cortesía responderle antes de que el silencio se interpusiese entre ellos. - Ojou-san, joven dama; lamento haber utilizado una palabra de mi dialecto natal, es una mala costumbre de mi persona. Y no se preocupe, el niño simplemente lanzó la pelota hacia aquí, y se la devolví como es debido. - Expresó sonriendo con amabilidad, usando una voz suave que inspiraba tanto confianza como cortesía, ya que era del tipo de personas que se comportaban de manera educada, sin importar la situación en la que se encontrase.

El viento sopló levemente y meció tanto sus largos cabellos como aquellas peculiares vestimentas, acariciando también las mejillas del mismo mientras éste sonreía satisfecho. Observó a la joven directamente a los ojos, sin duda alguna en su mirada y de manera directa, dejándole en claro que estaba prestándole su entera atención; y, mientras sus orbes permanecían clavados en los de la joven, decidió presentarse y dar a conocer su “identidad”, ya que la muchacha parecía un tanto... ¿Cautelosa? De seguro por no saber que el samurai era un miembro del Butei. - Mi nombre es Sasaki Kojirõ, estudiante de la academia Butei; ¿Y usted, joven dama, podría honrarme con la mención de su nombre? Si es que lo desea, claro está. - Se volvió a expresar a ella con palabras cordiales y una voz suave y amable, dejándole saber que era un estudiante del Butei para así eliminar toda sospecha que la joven tuviese sobre él; aunque claro, nadie podría culparla, después de todo no se veían a muchos hombres portando espadas en lugares como ese, y teniendo en cuenta las apariencias del mismo, él de seguro destacaba aún más. Sin embargo, su intención era solo disfrutar del parque, no tenía motivos oscuros ni siniestros que le llevasen a realizar maldades, y tampoco era del tipo de personas que hacía esa clase de cosas; más bien, era como un “defensor” de la justicia, su propia justicia, claro está. Se quedó observando a la joven sin decir nada, sumergiéndose en los vastos orbes de la misma mientras aguardaba pacientemente una respuesta por su parte.

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Al parecer aquél joven entendió que no le había comprendido del todo ante lo que le había dicho anteriormente, haciendo que sonriera un poco más abierta cuando fue la explicación dada por el otro, por alguna razón, se sentía más tranquila, como si le hubiesen explicado algo interesante sobre alguna historia o lengua extranjera, en el cual, la segunda opción vendría siendo una respuesta acertada, al menos para la joven italiana. Algo le decía que su falta de experiencia hacia el idioma italiano le había causado gracia al mayor, aunque tampoco le dio tanta importancia, después de todo, podía aprender un nuevo idioma; su sonrisa se suavizo con dulzura antes de ladear su cabeza y encoger un poco sus hombros.-Oh, ya veo; no se disculpe joven, me gusta socializar con cualquier persona, sin importar su nacionalidad; entiendo, eso fue lo que pude notar también.- Respondió con su misma sonrisa dulce al comprender lo que sucedía, la voz suave que uso el contrario hacia que ella se sintiese bastante relajada, tal vez sería por su manera educada de hablar o porque él tenía un aire realmente tranquilo.

El viento que se dio en ese preciso momento movió su larga cabellera y la falda que llevaba puesta en esos momentos al igual que su suéter de mezclilla, sus ojos azules seguían posados sobre los del mayor, intentando descifrar algo que sabía que no podría a menos que le preguntase su nombre del cual, o fue que le leyó la mente o podía adivinar lo que veía en sus ojos puesto que el joven se presentó bajo el nombre de Sasaki y lo mejor; era aliado. Con esto ya claro, pudo destensarse casi por completo, asintiendo ante la petición del otro.-El mio es Angelique Nightdarkness, estudiante de la academia Butei. Mucho gusto en conocerlo joven Sasaki.- Respondió de la misma forma que el otro, relajándose de a poco mientras posaba sus manos detrás de su espalda para entrelazar sus dedos y apoyándose en su pie derecho para doblar su rodilla izquierda un poco.-¿Qué hace usted en el parque joven Sasaki?- preguntó con notable curiosidad, mientras el suave viento seguía acariciando sus cabellos largos y sus mejillas, notándose cierto brillo que había surgido de las pupilas de la italiana, siendo para ella un gran interés por su acompañante, queriendo saber más de él.

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