El Filo de “Ea” [Libre]

Suspiro suavemente mientras se cepillaba su cabello frente al espejo de su tocador. Miró el reloj que estaba en la cabecera para sonreír con suavidad al tiempo en que recogía una parte de su cabello para hacer una coleta media y dar un retoque a algunos aspectos de su rostro como sus labios. En sus pensamientos cruzaba, además de que tipo de arma usaría para la misión que aceptó, el tiempo que duraría la misión, era un poco estresante las clases de la mañana y no hablar de la tarde aunque no se quejaba, le gustaba aprender si quería entender su nuevo entorno. Aun recordaba cuando aceptó esa misión, sus clases vespertinas fueron canceladas pero aun así podría pedir apuntes de sus clases de Snipe más tarde.

Cuando terminó de arreglarse, se arregló el listón rojo carmín que tenía colgando en el cuello rígido de su camisa del cual estaba abotonada desde el primer botón, anudándosela y levantándose para ir a uno de sus cajones sacando una pistolera y colocándola en sus brazos, ajustando el seguro por debajo de su busto al tiempo en que, del mismo cajón sacaba una pistola 9 mm. Parabellum, su cañón era lo suficientemente largo para que ella se acoplara sin problema alguno (aunque también le servía una pistola de bolsillo) colocándola en su funda y sujetándola para que no se cayera. Las palabras del director retumbaban en su mente al tiempo en sacaba una Bayoneta OKC-3S junto con su funda, sujetándola en su muslo, por debajo de la falda de tablón gris y de ahí colocaba el arma blanca. Menuda forma de estar seguros.

Su mente se fue directo al anuncio que pudo leer antes de que alguien la llamara para entrar a clases, donde requerían una Snipe y al parecer, nadie había agarrado el puesto así que, firmó y espero paciente. Aun lo recordaba: Era una misión de estricta vigilancia en el Museo Histórico de Amissa City, aun no entendía del todo bien los créditos a pagar pero más tarde preguntaría, mientras pensaba en que arma larga podría usar para una misión de vigilancia fue llamada poco después de haber firmado y helos aquí; preparándose para su primera misión aun siendo de rango “E”. Fueron seis largos días en los cuales había optado por usar un M-16 A1 con 12 cartuchos de 20 balas de las cuales las había guardado en un estuche que aparentaba ser un estuche de un teclado rígido pero no importaba. Lo último que se colocó fue su saco con el logotipo de la academia en su brazo derecho, sacando su cabello largo que estaba debajo de la ropa. Ya estando lista, agarró del mango de su estuche que estaba en su cama, se dirigió a la puerta, apretando el pomo de esta, saliendo y dirigiéndose a su lugar de destino próximo.

"Tu tienes una hermana gemela Alice... Debes de buscarla..."

Esas palabras de su tía hicieron que despertara de su siesta que se había tomado hace unos 4 minutos, lo segundo que recordó es que tenía una misión. Bostezo y se estiro en su misma cama, para después levantarse e ir al tocador para arreglarse, se miro al espejo y sonrió con suavidad, sus ojos rojizos brillaban levemente, tal vez porque andaba con poca iluminación pero no importaba. Se cepillo su corto cabello y se maquillo con maquillaje suave, una vez terminada bostezo de nueva cuenta y miró el reloj, aun tenía tiempo pero no debió haberse dormido.

Sea como fuere, hoy tenía una misión importante, quien sabe, a lo mejor encontraba a alguien de su mismo rango. Se levantó y fue hacía su cajón en el cual, pudo sentir que esto lo estaba viviendo nítida mente, sensación que se sacudió en un escalofrío; del cajón sacó la pistolera que se coloco en sus hombros y de ahí saco una Colt 1911 calibre .45 ACP, un arma estadounidense del cual colocó y ajusto en su funda al igual que se ajusto la pistolera por debajo de su busto, se colocó su saco con el emblema de la academia en su brazo derecho y del mismo lugar sacó una daga de mango de cuero negro y de hoja negra con bordes platinados, jugo un poco con esta, lanzándola con rapidez hacía arriba, siempre agarrándola con el mango y la guardo en la funda del muslo izquierdo, sujetándola con el sujetador.

Del mismo sitió agarró un cinturón un poco holgado del cual se lo colocó y tenía un sujetador para un sable en la espalda, cabe señalar que el cinturón era cruzado para el lado derecho; cerró el cajón y abrió el armario en el cual sacó una funda donde contenía su sable personalizada; el calibre era pesado, pero su hoja es delgada, perfecta para poner en práctica su técnica que creo hace dos años. Sonrió para si y la sujeto en su espalda del costado izquierdo. Para finalizar, sacó un pequeño estuche del mismo armario donde colocó una metralleta Carabina M4 con 19 cartuchos de 20 balas, preguntándose si no habría exagerado, suspiro suavemente, igualmente, así aprendería mejor para la próxima, cargo el estuche y se dirigió a la salida, girando el pomo y saliendo del lugar para ir hacia donde se daría la misión.

Una semana antes había firmado cierta misión en la academia acerca de ejercer una estricta vigilancia nocturna en el Museo Histórico de Amissa City, entre las áreas de preferencia estaba la mía, Inquesta, por lo que decidí apuntarme. - ¿Habrá exactamente algo oculto tras esta misión?. Tengo el presentimiento de que será divertido. -

Realmente esperaba algo más difícil, hace ya tiempo no me ponía a prueba a mi misma, y mucho menos el calcular mi nivel, sabiendo que solicitaban alumnos para una vigilancia nocturna no me llamo demasiado la atención, pero algo asombroso debía de pasar, jamás debías de juzgar las misiones de Butei, pues estas podrían dejarte sorprendido, fue por ello que me apunté, ¿que sucedería realmente?. Recostada sobre mi cama eché un ojo al reloj de pared a mi izquierda, aún faltaba un poco para la medianoche, hasta entonces fui a la nevera de la cocina y escogí un paquete de seis frutillas, tras abrirlo y llevar una a mi boca, sonrío y corro hacía la cómoda situada en mi dormitorio para quitar de esta mis armas blancas, quienes me ayudaban de soporte una vez acababa con mis municiones; dos dagas las cuales guardé en la zona superior de mi falda, mantenidas por un sujetador bajo esta. Relamo mis labios y con una de mis manos acomodo mi flequillo.

Luego de ello, me dirijo a agarrar dos pistolas Walther P-90 ocultas bajo el somier de mi cama, éstas con 13 cartuchos de 19 balas. Me decidí por esconder estas en el escote de mi camisa. Pronto tomé un cepillo y tras peinar mi cabello con cuidado y sujetarlo en mis particulares lazos rosa, empolvo mi rostro un poco y doy volumen a mis labios, poniéndome el blazer anti-balas sonrío frente al tocador y como otra frutilla dando paso a retirarme.

Al salir de casa, levanto la mirada viendo al estrellado cielo, éste estaba más oscuro de lo que hubiera podido estar la noche pasada, eso me emocionaba más y más, puesto que si el Museo estuviera en mismas condiciones sería entretenido el gritar y observar las reacciones de los otros. Esos momentos de tensión en los que solo quieres permanecer en silencio y percatarte de todo movimiento, y una alegre chica aparenta el estar herida. ─ Fufufu~ ─ Reí entre dientes sin perder la sonrisa.

Aligerando el paso al caminar, luego de tomarme un par de transportes y llegar a Amissa City, me encuentro frente a la entrada del Museo, yo era algo anticipada y gustosa de aparecer donde se me necesitaba temprano tal vez por eso sería que nadie más había llegado aún. - ¿Cuántos más vendrán? - Me pregunté a mi misma y subí las escaleras del lugar sentándome en uno de los escalones cercano a la pared esperando marque la hora justa para dar inicio a la misión.

Su trayectoria fue silenciosa y calmada, del cual, para cuando arribó a la ciudad, pudo notar el silencio tranquilo de las calles, sinónimo de que ya era media noche; sus pasos tranquilos, atravesaban y destruían el poco silencio que había en la calle que tomó para dirigirse hacía el museo, del cual, no tardó en distinguirlo entre los edificios donde se detuvo frente al museo, antes de extender sus brazos y estirar sus dos extremidades de forma cansada antes de adentrarse al lugar.

Subió los escalones tranquilamente, notando que las puertas estaban cerradas, así que sin más, sacó su placa del Butei cuando estuvo cerca de la entrada solo entrecerrando su mirada, entrando cuando se le permitió su acceso e ignorando olimpicamente la mirada reprobatoria y molesta ajena hacía su persona; no andaba de buen humor luego del viaje desde la Academia hasta la ciudad, pasando por las oscuras calles hasta llegar a este lugar semi vacío salvo por esos dos sujetos más otros dos que, según su casi nula experiencia con otras escuelas Butei, están por la misión dada; en eso, el mayor que atendía una llamada colgó y la volteó a ver, su equipamiento había hecho que suspirara un poco, como si estuviese un poco más relajado; se acerco hacía ella y saludo a modo de reverencia, del cual ella correspondió.
-¿Viene de la Academia también?
-Si; Angelique Nightdarkness, Butei de Snipe-
- ¿Qué edad tiene?
Al parecer, ese sujeto se sorprendió de lo joven que era la chica, del cual, cuya pregunta supo que tenía cierto aire de inseguridad. La Italiana solo sonrío.
- Quince años-
-...-
Antes de que preguntara algo, la menor alzo su mano para que guardara silencio.
-Mire caballero, independiente-mente de lo que usted estaba esperando, debería de entender que puede haber gente más capacitada aun si eso infiere en la edad, después de todo, estamos aquí para desenvolvernos en lo que nos estamos capacitando cada uno de nosotros; así que no lo tome personal, ¿podría indicarme donde le gustaría que estuviese o guste que me retire?-
Ante todo lo dicho por la menor, el mayor se quedó sin palabra alguna, y comento que esperaría a más gente para indicar sus posiciones; mientras se fue a atender a su acompañante quien parecía molesto de que hubiera muchos infantes, en cambio, la pelinegra bostezo nulamente, cubriendo su boca con su mano y fue a vagar un poco pero no lejos del grupo; en eso sintió algo extrañamente peculiar, como si una parte de ella viniera hacía este mismo lugar. Se sacudió esa idea de su cabeza y miro hacía la entrada, los faroles alumbraba tenue mente el lugar, dando una bienvenida a algo que podría suceder.

No sabría si pasaron 49 minutos o más pero el punto estaba en que todavía las palabras de su tía rebotaban en su cabeza; es decir: ¿Cómo diablos encontraría a su hermana gemela? No le serviría el saber que tienen el mismo pelo (según para ella, habría como más de 15 mil activos que tienen el cabello negro), así que, cuando pudo reaccionar, descubrió que ya había llegado al museo de la ciudad. Menudo edificio. Bien pensó Comencemos desde cero, enfriate. Caminó con calma hacía las escaleras, subiendo estas y llegando a la dichosa entrada donde ya había gente ahí. Hurra.

Caminó hasta llegar a la puerta y mostró su placa al guardia del cual, la dejo entrar, como no tenía mucho humor de escuchar al sujeto que estaba, al parecer, consternado, simplemente entrecerró sus parpados que cubrían sus ojos rojos que comenzaban a brillar por la oscuridad. Sonrío con diversión y se acerco al hombre quien tenía el ceño fruncido; parecía molesto.

-Alice Wonderblood, Butei Asalto, 15 años. Señor-

Luego de comentar aquello, solo dío media vuelta y busco con la mirada a los demás que habían llegado; dos mujeres y un hombre. Menuda suerte el chico. Sin más se alejó de ese sujeto y se fue a mirar el lugar, resultaba lindo y posiblemente iría a aquél museo si alguna vez tuviese tiempo; bueno, habrá que esperar, ahora tenía que trabajar, si ese sujeto se dignaba a hablar y dar los lugares para vigilar o solo estaría perdiendo su tiempo en una misión que firmó y que al parecer, la estafaron vilmente. Pero bueno, ¿No dicen de que el quien espera, recompesa tiene?

Sentada en la tranquilidad de un oscuro rincón del museo, me le quedo viendo a aquellos hombres de seguridad que vigilan con el cuerpo robusto y la mirada en alto el lugar de una manera no muy positiva. Porque harán de venir a hacer su trabajo con estos ánimos, parece como si estuvieran contando los minutos para irse recién acabando de empezar. No había tenido que pasar por grandes inconvenientes para estar aquí, solo me dispuse a entrar y mostrar mi insignia seguido de un rápido saludo, conocía a mucha a gente, y estos hombres no eran la excepción, pero no iba más allá de un básico encuentro.

Por otro lado, quienes me acompañarían en la misión fueron llegando, quien primero se adentró al salón fue una silueta masculina que, con poca claridad podía observar por la oscuridad que nos rodeaba, pero que mientras se iba acercando podía apreciar mejor. Su rostro se me hacía conocido, me detuve un momento a pensar entrecerrando los ojos y me pregunté a mi misma - ¿Lo conoceré de alguna parte? - La respuesta se me dio tras un par de segundos en los que pude darme cuenta que se trataba de un compañero de clase, Tohyama Kirei aquel chico de cabello oscuro y ojos azabache. A lo largo de vuestra estadía en la Academia Butei habíamos participado en varias misiones en conjunto, hasta que yo dejé de asistir a todas ellas, desde un principio podría decirse no nos llevábamos tan mal, pero jamás habíamos entablado una amistad ni nada por el estilo.

De pronto, los pasos del joven que resonaban sobre el salón sin siquiera un poco de mutismo no podían ser ignorados, viendo que se aproximaba a mi levanto escandalosamente mi mano saludándolo, y le hago señas para que se acerque. "Riko, también viniste" Dijo él, yo solo me reí como solía hacer, prestando atención a que me había llamado por mi primer nombre, asentí con la cabeza ligeramente. ─ ¡Buenas noches Kirei! ¿Cómo está todo? ─ Comenté intentando ser amable mientras dibujaba una sonrisa en mi rostro para volverle a oír. ─ Ciertamente así es, no he tenido demasiado tiempo fuera de la Academia, he estado entrenando mucho para salir... de la rutina aquí estoy... ─ Me detuve un momento y fije mi vista en las dos jóvenes que acababan de llegar, ambas tenían un parecido escalofriante, pesar que una tenía el cabello corto y la otra largo, sus ojos resaltaban en la oscuridad de la sala, antes no me había detenido a pensarlo, las había visto una que otra vez lejos de la otra pero tal vez tengan un parecido que ni ellas han de conocer. Volviendo en sí volteo para ver a Kirei. ─ ¿Que hay de ti? ─ Le pregunto para no ser descortés y luego de un rato veo que uno de los guardias hace seña a Kirei y a mi luego de haberlo hecho con las demás jóvenes con intención de que nos acerquemos.

Riko resplandecía con su habitual aura de felicidad y alegría, parecía haber sido sacada de una tira cómica, con esa apariencia de no tener ningún problema en absoluto, era algo admirable en ella. A pesar de la larga e interminable noche que nos aguardaba, Riko se veía sonriente al igual que en la escuela, los entrenamientos, e incluso las misiones. A pesar de eso, reaccionaba rápidamente y era difícil que una situación la tomase por sorpresa. Sin dudas era el mejor exponente de la Ley Butei, Artículo 6.

“Prepárate con pesimismo, actúa con optimismo.”

Esbocé media sonrisa al darme cuenta de la enorme diferencia que había entre nuestras habilidades. Esta pequeña y adorable chica podría fácilmente valerse de artimañas y estratagemas para hacerme caer en menos de lo que le toma a una paloma remontar vuelo. Que ironía que estuviésemos en la misma misión...

- Depende, pasar una noche en un museo de Amissa no es exactamente mi idea de “diversión”. - Dije dando media vuelta, no por maleducación ni por querer evitar mirarla, sino porque percibí el llamado del director del museo a nuestras espaldas.

Sentí los pasos de Riko a mis espaldas y con aire algo desganado (cabe destacar que no soy muy buen hablador) me dirigí a ella por encima del hombro.

- Al parecer dos chicas más han llegado... - suspirando ante la idea, el fantasma de mi síndrome se cernió sobre mí, estoy seguro de el peso que dejó caer sobre mis hombros se podía notar visiblemente en mi voz, mis maneras, incluso en mi caminar.

Es increible lo rápido que puedo pasar de malhumor a odiar todo lo relacionado con el trabajo de Butei.

¿Hmm...?

Parpadeé un par de veces al encontrarme frente al Director, y a la joven que había llegado a su lado. Reconocí la forma del estuche, la había visto miles de veces durante las misiones...

¿...es eso un rifle de Asalto? ¿Qué piensa esta chica, que nos vamos a cargar a una banda de narcotraficantes?

- Oye... - dije con cierto sentido de verguenza ajena. - eso... es un poco demasiado, ¿no crees? - señalé el cañón del arma

Intenté hablar en voz baja para que nuestro "jefe" de la noche no notará que teniamos artillería pesada en el lugar, seguro para él era sólo otra arma más, jamás imaginaría que tras él se ocultaba una Caravina de alto poder de fuego.

- Sinceramente, no veo veo porque sería así, Butei... Togiyama. - “al menos estuvo cerca” pensé a mis adentros. - El ladrón del que deben proteger estos objetos de valor histórico y humano es nada menos que....

Se detuvo, con una expresión perpleja, como quién ha visto un fantasma. Lo vi vacilar confundido por unos segundos, cambiando su mirada entre la chica de la Caravina y la recién llegada que se había unido al grupo.

Imité sus acciones, un par de veces debo admitir. Hasta que lo note.

Eran idénticas.

Aun continuaba mirando hacía la entrada, como si esperaba impaciente una llegada ¿de quien? no lo sabía, ¿Cómo es que tenía esa sensación? No tenía idea, había sentido esa misma sensación antes y fue con la llegada de unos tíos de España cuando ella tenía 5 años, pero eso fue hace 10 años exactamente, pero nunca vio a nadie que le diera esa extraña sensación, haciendo que frunciera el ceño y que sus ojos azules emitieran su propia luz; era realmente molesto el no comprender que sucedía, era como si sus padres le ocultaran algo. En ese entonces una voz ajena atrajo su atención, haciendo que olvidara por unos instantes esa sensación, más sus ojos brillantes se posaron sobre los ojos azabaches del sujeto quien le habló.

Su comentario hizo que ladeara su cabeza un tanto extrañada, alzara su mejilla al par en que torcía su boca en una linea un tanto inclinada y arqueaba hacía abajo su ceja, ¿Acaso los de Snipe no podían usar armas largas para vigilar a distancia? Al parecer, no sin un permiso.

-Pues... Según yo, tengo que vigilar a distancia, pero también tengo unos binoculares para eso, nunca esta de más por si algún hostil acecha escondido.- respondió mientras veía su estuche que aun seguía sin sacar su M-16 A1. -Pudiera ser, para una Snipe es mejor tener el arma lista por si ocurre algo, un ejemplo: Avisar a los demás del hostil- respondió luego de devolver su mirada hacía el mayor.

Durante ese pequeño rato de charla, había mantenido su voz baja para que su "jefe" no se enterara que ella tenía un arma de alto calibre al tiempo en que escuchaba el motivo del porque había tantos Butei hasta que se detuvo cuando iba a decir quien sería el ladrón.

..Esta sensación...¿Quien eres? pensó al tiempo en que volvía a fruncir el ceño y volteo al mismo tiempo que el dueño del museo y su ahora compañero para ver a la recién llegada y que por cierto; se presentó rápido.

Alice Wonderblood...pensó y luego abrió sus ojos con sorpresa Espera... ¿Así no se llamaba mi tío "Alejandro Wonderblood"? no solo fue eso lo que enserio provoco que tragara en seco y sus iris se dilataran casi de golpe, apretando el agarre del estuche sino otra cosa o más bien dos cosas.

Un par de ojos rojizos y que al parecer, también brillaban en la plena oscuridad y que era idéntica a ella.

No sabía que habría hecho pero era la sensación más incomoda que pudo haber sentido desde que su madre mostró los vídeos de cuando era bebé cuando les presentó a un chico y del cual su madre, a pesar de ser policía de Asalto, podría llegar a ser muy desesperante cuando se trataba de las parejas y de ahí nunca volvió a traer a nadie que no sean sus amigas a casa y extrañamente; tenía esa misma sensación cuando era vista con sorpresa, pero no podría culparlos; ella también estaba sorprendida y no por ser el centro de atención.

Si no más bien... Por Ella.

Era como verse en un espejo pero más bien, de hace unos pocos meses antes de que se hubiera cortado el cabello y lo curioso era que ella tenía un estuche idéntico al de esa chica que parecía una copia exacta de ella ¿pudiera ser su gemela del quien tanto le ha hablado su madre? Era mejor no decir nada.

Avanzó un par de pasos para integrarse mejor al grupo y que notase al instante que medían exactamente igual que esa chica que tenía en frente; el dueño aun parecía confundido y sorprendido, tal vez porque nunca había visto a dos chicas idénticas llegar al mismo lugar y a distinta hora, o quiza porque resultaba realmente raro que llegase tan de repente un sujeto que se parecía a montones a otra persona que tenía frente a él y que había llegado mucho antes.

O simplemente porque no se esperaba ver a un par de gemelas y que una de las dos o más bien, de la de cabellera larga no mencionara que esperaba a alguien.

Este sería el momento en que debería de decir algo... Pero no se me viene nada a la cabeza.

Sus ojos rojizos se fijaron en los ojos azules de la copia exacta de ella, notando que estos brillaban, haciendo que sus propios ojos brillasen con intencidad, pero... ¿Podría ser esa persona? ¿Cómo sabría si sería su gemela? Antes de darse cuenta, ya la estaba acosando, así que cerró sus ojos y se alejo un poco de esa chica.

-Disculpa por incomodarla señorita, no fue mi intención y... Mmm hola a los demás personas quien no he tenido el gusto de conocerlos siquiera en la academia. Me vuelvo a presentar: Me llamo Alice Wonderblood y soy una Butei de Asalto.- dijo mientras hacía una leve reverencia al tiempo en que ocultaba inutilmente su estuche, en el cual guardaba su Caravina M4 ahora sintiendo que en verdad exageró en lo que había traído pero... Era su primera misión en años, se valía cometer al menos un error.