Limpiando Armas

por **Caitlyn Buvelle** Lun Oct 08, 2012 2:07 pm

Apenas había acabado el curso cuando recibí una carta proveniente del jefe de la academia. Me pedía que revisara unas armas que fueron dañadas durante unos entrenamientos. Yo acepté sin problema, ya que según me dijo me pagaría por ello. Era una mañana radiante, apenas eran las 10 cuando me vestí y me puse el rifle en la espalda. Era una mañana del todo normal: Los pájaros cantaban y el ambiente era feliz. Respiré profundamente, me despedí de la tía Lestara y me fui dirección al instituto. Iba saludando a gente por la calle, al menos a la que creía conocer. Una mujer me dio un panecillo por ayudarla a llevarle unas cajas a su tienda, otra, una pirueta por ayudarla cruzar la calle y, además, unos chicos me gritaron guapa mientras pasaba por delante. Uno de ellos me tocó el culo y casi le desaparece la cabeza. Tras una o dos horas andando, pisando hojas caídas como una cría y ayudando a la gente que lo necesitaba, llegué al instituto. Estiré los huesos y entré. Mi antiguo profesor me recibió con los brazos abiertos y me guió hasta la sala de armas. Al entrar las ví. Un montón de pistolas de corta distancia, cuchillos y espadas llenas de cortes y rotas. El profesor me dejó en la sala puliendo y limpiando las bellas armas mientras el se iba a comer. Eso me traía recuerdos de cuando apenas acababa de entrar.